domingo, 29 de septiembre de 2019

La casa cerrada (IV)


Los espacios abiertos y cerrados en estos pasajes que estamos tratando, no tienen una sola significación, a como lo veo.

Por cierto que los hechos han de ocurrir siempre en algún lugar y ese lugar a veces será un espacio cerrado, otras un espacio abierto. Y con ello, por obvio, no decimos nada significativo. El recuento no tiene por sí mayor significación. Por eso mismo, no es intención de estas líneas hacer un comentario del pormenor. Sólo recorrer algunos muy significativos. Pero para tener una visión de conjunto, lo que puede mostrar una coreografía curiosa en algunos casos, tal vez sea útil antes listar todos los episodios y sus espacios correspondientes.

De modo que, guiándonos por los Evangelios (y en orden tentativamente sucesivo, según algunas concordias), tales espacios serían:

Domingo de Ramos al Miércoles santo

Por las calles de Jerusalén, la entrada triunfal de Jesús a la ciudad. (abierto, a)
Entrada en el Templo de donde expulsa a los mercaderes, cambistas y usureros. (cerrado, c)


Una breve nota no exhaustiva sobre el Templo.

Se dice que Jesús, como otros maestros, enseñaba en el Templo. Y con esto se dice que lo hacía -como otros- en varios lugares de aquel enorme espacio amurallado, cuyo edificio más importante era el Templo o Santuario, propiamente dicho, donde se encontraban el Santo, allí estaba la Menorá o Candelabro de 7 brazos y el Santo de los Santos, lugar destinado principalmente al Arca de la Alianza que, en tiempos de Jesús, ya no estaba. Frente al Santuario estaba el altar de los sacrificios. En las Escrituras se menciona el Pórtico de Salomón como uno de los lugares habituales de sus enseñanzas, aunque varias veces se lo describe también recorriendo aquel espacio mayor con sus discípulos. La majestad de aquella construcción hizo decir con admiración a los apóstoles en una ocasión: Señor, mira estos edificios y estas piedras... (Mc. 13,1) Jesús profetizó entonces que no quedaría de todo eso piedra sobre piedra, lo que aunque allí parecía imposible ocurrió unos 40 años después, a manos de los romanos. Semejante complejo de patios, pórticos con columnatas enormes y edificios, con la explanada del Templo incluída (de unos 500 por 300 metros), era un lugar sumamente concurrido, lleno de gentes judías que no solamente se reunían allí por razones religiosas, sino también nacionales porque el Templo, desde antiguo, también significaba para ellos la representación del pueblo de Israel. Aunque estaba rodeado por enormes murallas que había construído Herodes el grande (como el resto de las edificaciones de esta nueva versión del Templo), y con varias puertas que permitían ingresar allí. No era necesariamente un espacio cerrado, pero en atención a que todo ese espacio corresponde al Templo, y al espacio sagrado por antonomasia que contiene, debe considerarse como tal. Es verdad que a lo substancialmente religioso no entraban otros que no fueran judíos y había pena de muerte si lo hacían los gentiles. Precisamente, un caso especial es el del Patio o Atrio de los gentiles, que aunque está dentro de ese conjunto y murallas adentro, no se consideraba espacio sagrado. Allí tenían acceso los impuros (ciegos, paralíticos, etc.), así como gentiles paganos y no circuncidados. Allí también se agolpaban los mercaderes, cambistas y usureros que Jesús expulsa. Quizás haya que recordar que Herodes no era judío sino idumeo y que gobernó bajo el amparo de Roma, razón por la cual construyó aquellos edificios también con la intención de congraciarse con el Imperio que lo sostuvo y que por eso mismo toleró su fastuosa construcción. Así se muestra en rasgos de aquellos construcciones que incorporaban elementos paganos, como el mismo Atrio de los Gentiles. La torre o fortaleza Antonia, que flanqueaba el espacio del Templo por el lado norte, era el asiento de tropas romanas y del propio Procurador. También allí se custodiaban las vestimentas sacerdotales judías. Se dice además que allí estaba el Pretorio. Fue lo primero que destruyeron los romanos en el marco de las guerras judías, una rebelión en torno al año 70 de nuestra era, antes de no dejar piedra sobre piedra de aquella fastuosidad. Este Templo de Herodes fue la reforma y ampliación del segundo Templo (el de Zorobabel), que a su vez fue el que reemplazo al de Salomón que había sido saqueado por los egipcios y destruido por los persas de Nabucodonosor. De modo que los judíos cuentan dos Templos y esperan la reconstrucción del tercer Templo, lo que tiene significación esjatológica.

En este lugar, y en medio de la multitud que allí concurría, también los discípulos y los niños siguen aclamando a Jesús como Hijo de David, lo que enfurece a los fariseos que se lo reclaman. (c)
Sale de Jerusalén y se dirige a Betania, donde pasa la noche. (c)
A la mañana siguiente sale de Betania y volviendo a Jerusalén maldice a la higuera, pues tenía hambre, dice la Escritura, y el árbol sólo tenía hojas y no frutos todavía, porque no era tiempo de higos. (a)
Vuelve a salir de la ciudad al atardecer. (a)
Vuelve a Jerusalén y enseña a la multitud en el Templo. (c)
Sigue una extensa discusión con escribas, fariseos, saduceos y herodianos, con feroces diatribas contra los escribas y fariseos, siempre en el ámbito del Templo. (c) 
Sale del Templo y se dirige al Monte de los Olivos y habla en privado con sus discípulos a quienes les dirige el sermón parusíaco. (a)
Dice san Lucas, a continuación, que por el día enseñaba en el Templo y por la noche iba a orar y a descansar con sus discípulos al Monte los Olivos. (a y c)
Reunión en el palacio del sumo sacerdote, Caifás, donde deciden matarlo. (c) Allí irá Judas a proponer entregarlo a cambio de lo que le den. (c)

Jueves santo

Los discípulos le preguntan a Jesús dónde quiere que preparen la Pascua. Él les indica con precisión cómo encontrarán al hombre que los llevará a una casa en cuyo piso superior hay una sala grande. (a y c)
Jesús se reúne con sus discípulos allí para comer su última Pasua con ellos. (c) Salvo san Juan, los tres sinópticos enfocan preferentemente el momento de la Eucarístia. En el caso del discípulo amado, los discursos de Jesús durante la Cena son lo más extenso de su relato y aún después ya que, en un momento, Jesús les dice: Levantáos. Vamonos de aquí (Jn 14, 31) y a partir de allí los discursos siguen, y parece entenderse que también les habla de camino al Monte los Olivos, dice san Lucas, a una propiedad llamada Getsemaní, dicen Marcos y Mateo, al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, dice san Juan. (a)

Viernes santo

La oración de Jesús en el huerto. (a)
Judas va allí con los soldados romanos y guardias del Templo para entregarlo y que lo apresen. (a.)
Jesús en la casa de Anás, suegro de Caifás, sumo sacerdote. Este lo interroga y Juan y Pedro entran al atrio de Caifás. (c)
Anás lo manda a Caifás, dice Juan. (c)
Escribas y sacerdotes interrogan a Jesús. Estos y el Sanedrín buscan condenarlo. (c)
Pedro estaba afuera junto a la puerta. Juan lo hace entrar al patio y junto al fuego. Pedro es reconocido y niega a Jesús escabulléndose hacia el portal, dice Marcos. (a) Jesús, aún estando adentro y en un piso alto (Mc, 14, 66), según san Lucas está a la vista de Pedro, porque después de la tercera negación lo miró y Pedro recordando lo que le había dicho sale afuera llorando amargamente. (a)
Jesús es escupido y humillado. Están en la casa de Caifás, según san Juan. Lo interrogan y lo condenan cuando lo oyen decir que es el Hijo de Dios. (c)
Es llevado ante Pilato, al Pretorio. Pilato sale afuera a interrogar a Jesús, según las acusaciones de los judíos. Era de madrugada. Ellos no entraron en el Pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua, dice san Juan. (a)
Pilato entra al Pretorio y manda a llamar a Jesús. Jesús afirma ante él su realieza. (c)
Pilato lo envía a Herodes, que está en Jerusalén, al enterarse de que Jesús es galileo. Herodes lo intrroga, pero ante el silencio de Jesús, lo humilla y lo devuelve a Pilato. (c)
Pilato convoca a los judíos y dictamina, con Jesús al lado, que ni él ni Herodes encuentran culpa en Jesús, y que lo liberará haciéndolo azotar primero. Les ofrece soltar un preso por la Pascua y los judíos insisten en que Jesús debe morir y piden que suelte a Barrabás. Pilato concede y lo condena a muerte. (a)
Entran a Jesús al Palacio de Pilato y en presencia de toda la cohorte, lo azotan, lo desnudan, le trenzan una corona de espinas en la cabeza y le ponen un manto rojo sobre los hombros, parodia de un atuendo real. (c)
Pilato lo exhibe ante los judíos e insiste en que no encuentra delito en él. Los judíos piden su muerte otra vez. (a)
Pilato hace entrar nuevamente a Jesús y vuelve a interrogarlo, tratando de salvarlo, también por las advertencias que sobre él había hecho su esposa. Oye gritar a los judíos nuevamente. Y, atemorizado, lo entrega para que sea crucificado. (c)
El camino al Calvario. (a)
La Crucifixión. (a)
Jesús habla con su Madre y con Juan, ambos al pie de la Cruz, junto a dos mujeres más. (a)
La muerte de Jesús. (a)
José de Arimatea y Nicodemo, piden sepultar a Jesús. Pilato lo autoriza y lo llevan a un sepulcro nuevo (c).

Sábado santo

Los sumos sacerdotes y los fariseos piden una guardia en el Sepulcro para asegurarse de que los discípulos no lo saquen y digan que resucitó, como había anunciado. Pilato se la niega y les dice a los judíos que pongan su propia guardia. (a)

Domingo de Resurrección

Las mujeres encuentran el sepulcro vacío. (c) Corren a contarles a los 11 que están reunidos y no les creen (c).

San Juan cuenta algo distinto el episodio y con más detalles, diciendo que primero María Magdalena fue al Sepulcro de madrugada cuando todavía estaba oscuro; ella corre a decirles a Pedro y a Juan que está vacío; ellos van hacia el sepulcro y Pedro primero, Juan después, aunque llegó antes, ven lo mismo. María Magdalena se queda afuera y llora y mientras llora se asoma al Sepulcro y ve a dos ángeles vestidos de blanco que la consuelan y le confirman la Resurrección. Un hombre que ella confunde con un cuidador del lugar la llama desde atrás, ella se da vuelta y lo reconoce. Jesús le impide que lo toque porque todavía no ha subido al Padre. Ella corre a avisarles a los discípulos que lo ha visto. (a)

San Lucas relata el episodio de los discípulos de Emaús que se da en dos espacios, en el camino (a) y en la casa, adonde le insisten en refugiarse porque el día se acaba, allí Jesús parte el pan ante ellos (c).

Este momento es particularmente significativo. Jesús se les presenta (con otro aspecto, dice san Marcos) y les pregunta de qué hablaban por el camino y ellos le contestan: Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y, al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron. Una vez más Jesús tiene que explicarles: ¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria? Y les explicó todo lo que en las Escrituras a partir de Moisés se refería a Él. Lo instan a quedarse con ellos y Jesús, entrando finalmente, bendice y parte el pan, con lo que se les abrieron los ojos y entendieron quién era.

Los discípulos de Emaús corren a Jerusalén inmediatamente a contarles a los 11 lo que les ha ocurrido. (a) Se encuentran con ellos en la casa donde suelen estar en Jerusalén y se dicen mutuamente que se les ha aparecido Jesús, contando los apóstoles el episodio de María Magdalena. (c)

Estando allí, Jesús vuelve a aparecer ante ellos, les recuerda lo que las Escrituras dicen de Él y que debe cumplirse y les pide algo de comer. (c)

San Juan dice que la primera vez que Jesús aparece en la casa no estaba allí Tomás.

Después del domingo. Ascensión y Pentecostés

Ocho días más tarde, según san Juan, vuelve a aparecer Jesús en la misma casa, y ya con Tomás entre ellos. (c)

En el capítulo 21 de su Evangelio, dice san Juan que por tercera vez se les apareció junto al mar de Tiberíades, en el episodio de la segunda pesca milagrosa. Estaba en la orilla y no lo reconocen, hasta que les indica dónde pescar y Juan lo reconoce. Pedro se arroja al agua y va a su encuentro. Jesús come con ellos y finalmente se aparta de los demás para hablar con Pedro, mientras caminan y Juan los sigue a la distancia. (a.)

A partir de allí, el texto de referencia es el libro de los Hechos de los apóstoles.

En una de las ocasiones, comiendo con sus discípulos, les anuncia la venida del Espíritu Santo. Ellos, en cambio, le preguntaron si era ahora cuando iba a restaurar el reino de Israel. (c)

Después de 40 días, y en el Monte de los Olivos, Jesús asciende a los cielos. (a) San Lucas indica que los llevó a las proximidades de Betania, los bendijo y ascendió a los cielos.

Dice también que volvieron a Jerusalén con gran alegría y que estaban continuamente en el Templo alabando a Dios. En los Hechos se dice que volvieron del Monte de los Olivos, recorriendo la distancia que estaba permitido recorrer en sábado, con lo cual fija este día como el de la Ascensión. (a)

Al volver, fueron a los altos de la casa en la que solían estar en compañía de María y otras mujeres. (c)

Uno de esos días, reunidos allí unos 120 discípulos, Pedro expone la necesidad de reemplazar a Judas. Echan suertes y nombran sucesor a Matías. (c)

En el capítulo 2 de los Hechos dice: Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Y allí viene sobre ellos el Espíritu Santo. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. (c)

Inmediatamente dice: Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios». Tras lo cual, Pedro da su primer discurso ante ellos, a las nueve de la mañna. (a)

Nota sobre Pentecostés

Como breve aporte, hay que decir que la fiesta a la que se refiere el texto es la celebración de Shavuot, una de las tres fiestas judías de peregrinaje (junto con la fiesta de la Pascua y la de los Tabernáculos), en las cuales Israel conmemora sus peregrinajes: el paso del Mar Rojo durante la salida de Egipto (Pésaj), la entrega de la Torá a Moisés en el Monte Sinaí (Shavuot) y los cuarenta años de Israel en el desierto viviendo en tiendas (por eso la fiesta se llama Sucot, de suca, tienda). El significado de las tres celebraciones es riquísimo y muy importante. Por eso los judíos suben a Jerusalén en ellas a presentar ofrendas en el Templo. En particular puede verse la institución de la fiesta de Shavuot con sus ofrendas y sacrificios en el libro del Levítico (23, 9-32), también allí aparecen preceptos para las restantes fiestas, al igual que en el libro del Éxodo y en el Deuteronomio.

De allí que tantos judíos de todas partes estuvieran por entonces. en la ciudad.

Algo más. Por un lado, se entiende que la Pascua cristiana es más y más plenamente que lo que se conmemora y celebra en Pésaj. Una cosa es la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y otra cosa es haber redimido al hombre del pecado y haber vencido a la muerte con la Resurrección.

Por otra parte, las tres fiestas están asociadas también a los cambios de estaciones y a la fertilidad y producción de la tierra. Por eso, por ejemplo, a Shavuot se la conoce también como la Fiesta de las Primicias, tal como prescribe el Levítico que ya cité. Algo similar ocurre con Pésaj, llamada también Fiesta de la Primavera; y con Sucot, llamada Fiesta de las Cosechas (particularmente de olivos y vides). También esta asociación es de gran riqueza y aporta gran entendimiento respecto de, no tanto lo que los judíos entendieron respecto de ellas, sino más bien de lo que Dios significó con ellas al mandarlas. Incluso la Cábala judía asocia las tres fiestas a la manifestación del poder de Dios como creador sobre todas las cosas creadas, de la cual manifestación las ofrendas de los productos que el hombre extrae de la tierra es una consecuencia simbólica. Esas ofrendas realizadas en el Templo, tienen significación también en cuanto a lo que, según también la Cábala, el Templo representa para los judíos, como una especie de centro del universo y a la vez fuente y recipiente de todo lo que existe.

Y también de allí la enorme expectativa mesiánica de los judíos acerca de la reconstrucción del tercer Templo, lo que no ha ocurrido todavía, pese a que han vuelto a Israel y a Jerusalén. Asunto éste de importancia mayor, pero que no es para estas páginas.


(Continúa)