miércoles, 11 de octubre de 2017

De la caricia


Fue de tu mano en sencillez morena
requiebro dulce y suavidad de luna; 
gesto feliz que ha puesto en mi fortuna
la oliva de tu sangre y yerbabuena.
Fue como el aire tibio y la laguna
que silba arrullos, placidez serena,
mimbre de gozo que tu mano truena
y cimbra un sueño que tu voz acuna. 
Como la espuma, besa mansamente
los ojos y la sien de un peregrino
que fue de tu caricia ciudadano.
Y desde entonces, agua de tu fuente,
cada reparo que halla en el camino
es refugio que brota de tu mano.