Cántico
Mírame alrededor,
¿no ves mi ausencia en todo?
Esa nube ceñuda,
que va a parir un trueno cuando menos lo esperes,
no es mi faz.
Ni ese trueno es mi voz.
La nube es una nube; el trueno, un trueno.
Encontrarás el agua en los arroyos;
en los vientos, el aire,
y la piedra en la sierra árida.
El ceibo sangra flores,
no mi sangre.
No están mis pies en nada,
ni mis manos tienen huellas o perfumes.
No tengo pies ni manos.
Lo que ves son raíces. Y ramas y flores y frutos.
Mírame alrededor.
Estar en todo yo se dice ausencia.
La más honda presencia en una noche oscura.
Soy el silencio.