martes, 2 de octubre de 2012

Guerra y batallas

Van quedando pocas notas de esta serie, lástima.

Estas dos que dejo ahora hablan de armas y de paz, de honores y deshonras.

Así en La paz y el honor como en La primera victoria ¿y la última?

Unas son cosas de doctrinas, otras de historias.

El asunto es que, de un modo u otro, siempre las cosas se amasan con sangre.

Aunque duela o sea duro, siempre hay guerra. Y no siempre hay sangre sangre, porque no todas las guerras son cruentas.

Y no siempre la sangre que se deja en una batalla es la que brota de las heridas.

A veces la guerra y las batallas son en el aire, como la de los ángeles. Están las que son en el corazón de los hombres, entre las ideas de los hombres o entre las ideas y las cosas tal como son.

La sangre en las heridas, de habitual, es la última sangre. No necesariamente la primera ni necesariamente la única.

Hay gentes que guerrean tupido y no mueren de eso ni en eso. Hay otros que nunca tocaron un arma pero no por eso sangraron menos.

Y hay quienes no quieren ni batallas, ni guerra, ni en el aire ni en el campo, ni nada. Ni sangre quieren.

No tienen nada por lo que dar su sangre, si acaso tuvieran sangre para dar.

Porque como dice Braveheart: Every man dies, not every man really lives...