viernes, 11 de marzo de 2011

San Simion

¿Y por qué en la isla de San Simón se presentó, con el discurso de Paco Umbral, el disco de Prada con los versos de Cunqueiro ?

Los gallegos lo saben.

Una composición de Mendinho, trovador insigne del siglo XIII gallego, lleva en su nombre el nombre una de las islas de la Ría de Vigo, en las Rías Baixas gallegas.

Digo una composición y, en realidad, como todos los gallegos saben, este padre de la lírica galaico-portuguesa, del que poco y nada se sabe, dejó a nuestros ojos esta sola muestra de su talento. Y se ve que no hizo falta mucho más.

Aunque no es la única versión, se dice que pudo haber sido natural de la misma Illa de San Simión, llena de historia por otra parte. Con los años, la pequeña extensión que ni dos cuadras alcanza a tener, se la ha transformado en una de los epicentros líricos de Galicia.

Pero no todo es la poesía, vea.

Mínima como es, la isla fue de todo: sede monástica muchas veces, leprosario y cárcel. Pasaron por allí los templarios, los franciscanos, Francis Drake. Fue de Isabel la católica y se la tironearon con los siglos toda suerte de piratas e invasores en toda clase de guerras nacionales y cósmicas.

Su significado, desde los tiempos de Mendinho hasta los del franquismo y después aún, hace que la isla represente para unos y otros cosas tan diversas y encontradas que les debe resultar difícil alabarla sin maldiciones y maldecirla sin bendiciones.

Sin ir muy lejos, me entero ahora de que, recientemente, fue designada y rebautizada como Illa do Pensamento y que funciona allí un centro de quién sabe qué cosa sea el pensamiento estratégico, entre otros asuntos dizque culturales que allí se cocinan, dirigido todo por una fundación que integran sedicentes expertos en estrategia, que hasta argentinos son algunos. El año pasado hubo allí una cumbre de pensadores (sic), que por supuesto emitieron una declaración cuando terminaron de pensar.

Mirá vos…

No quiero ser displicente, créase o no, pero más lo pienso más me quedo con Mendinho y su única, afamada y maravillosa cantiga do amigo, en la que una joven enamorada, espera allí a su amado (amigo), cercada por el mar, sin haber ella modo de salir, sin saber remar, sin que alguien venga a rescatarla, sin que llegue jamás su enamorado y muriendo finalmente de amor.
Sedia-m'eu na ermida de San Simion
e cercaron-mi as ondas, que grandes son:
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!

Estando na ermida ant'o altar,
cercaron-mi as ondas grandes do mar:
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!

E cercaron-mi as ondas, que grandes son,
non ei (i) barqueiro, nen remador:
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!

E cercaron-mi as ondas do alto mar,
non ei (i) barqueiro, nen sei remar:
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!

Non ei i barqueiro, nen remador,
morrerei fremosa no mar maior:
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!

Non ei (i) barqueiro, nen sei remar,
morrerei fremosa no alto mar.
eu atendend'o meu amigo,
eu atendend'o meu amigo!
Encontré alguna que otra versión con música. Me quedé con ésta, de hace más de 30 años, la de Xosé Quintas Canellas, que está en un disco de 1978, Porque no mundo menguou a verdade, título tomado de una estrofa de Airas Nunes, otro afamadísimo segrel gallego de aquel siglo, y tanto famoso que se le atribuye la autoría de al menos algunas de las 417 Cantigas de Santa María del rey Alfonso X, vaya a saberse si es verdade.




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Puede pasar que no se oiga la pieza desde el enlace que puse arriba. Entonces, tal vez se la podrá oír aquí o aquí.

Tal vez algo parecido ocurra con otros enlaces que traje en estos días. Si es así, y para probar mejor suerte, aquí están A dama e o Cabaleiro, Por una senda, Outono cedo de gaitas, A dorna vai e ven y Nadie la llama y viene.

No tiene por qué, cumpa, fue un gusto.