martes, 12 de octubre de 2010

Fuego

Todo mi corazón, ascua de hombre...

Las manos ciegas.

Escrito a cada instante
Leopoldo Panero



Se encrespa una tormenta, celosa del rugido
que mis dos corazones hacen con su latido.
Mansamente, le digo que mis dos corazones
me laten como un trueno. Se niega a mis razones.
Le explico que aguijones de rayos y centellas
punzan mis corazones con las formas más bellas.
Argumento sereno que el sonido violento
de mis dos corazones hace silbar al viento.
No hay modo de aplacarla. Ya tormenta y su furia,
se vuelve en huracanes que reclaman la injuria.
Entonces, y a su turno, mi corazón en fuego
incendia el aire a voces, de luz y gozo, ciego.
Atónita y sumisa, y en calma silenciosa,
la tormenta que amaina y se aquieta juiciosa.