miércoles, 7 de mayo de 2008

Sayo


Esta luz desusada que se enluta
y rasga el aire y vaga como un sueño
de fuego y viento en furia, de un sureño
viento que humea bronco en su voluta,
arde racimos ocres, peñas claras
suspendidas del cielo, tronadores
mares de piedras líquidas, fulgores
estallantes en iras y algazaras.
En esta luz grisada como un sayo
voy peregrino, acecho el agua, el rayo,
el aire, el fuego, el cielo que bautiza.
Bajo esta luz callada y nebulosa
voy peregrino, aparto cada cosa,
desnudo y asperjado de ceniza.