viernes, 28 de marzo de 2008

¿Mboé motepá?

A mí, por lo menos, los gritos de la corta semana (pero no, que yo no dije nada de los gritos de Alcorta...) me aturden un poco, y más todavía con toda esa confusión de dale que dale hablar del género, cuando el problema no es con los textiles sino con los chacareros...

Además, hoy es viernes.

Por eso.

Al viaje en tren me llevé algunos tomitos de Miguel Cruz, del Grupo del Tucumán, y había entre ellos uno con unos comentarios sobre Adivinanzas y Refranes de la cultura argentina fundacional, que me regaló un librero amigo no hace mucho.

De lo más adecuado, creo. Porque no vaya a ser cosa que uno se haga la idea de que todo lo que ve es lo que es, cosa que viene bien en estos tiempos. Y más en esto de tener que andar adivinando quién es quién y qué es qué.

Dice Cruz que el adivina, adivinador o el ¿qué será, qué será? de las frases tradicionales de acertijos y enigmas, se traducen en quichua como ¿imataj, imataj? o, en guaraní, con la expresión que le da título a esta entrada. En la sección de adivinanzas, por ejemplo, aparecían algunas conocidas. Como ésta:
Primera en mi entendimiento;
segunda, en mi memoria;
la tercera, allá en el cielo,
y no se encuentra en la gloria.

La respuesta, como se sabe, es la letra e.

Pero una que me llamó la atención, también por su extensión, fue esta otra adivinanza de origen español que viene con una glosa en décimas y que me pareció de lo más curiosa:

En medio estoy de la gloria
y en misa no puedo estar,
ni menos en el altar
porque habito en la custodia.


Yo habito en partes diversas,
no soy mujer ni viviente,
soy vocablo de la gente,
colmo de las agudezas.
En el mundo hago grandezas:
de mí nacen las historias,
son fúnebres mis memorias.
En el oro me verán.
Si me buscan me hallarán:
En medio estoy de la gloria.

También soy de la oración
pues en los templos habito.
Tengo parte en Jesucristo
y en su sagrada pasión.
Yo soy de la confesión,
de la hostia y no del altar.
Procuren adivinar
sin quebrantar la memoria,
que siendo yo de la gloria
en misa no puedo estar.

En medio del sol estoy,
soy una de cinco hermanas,
no soy divina ni humana:
adivinen, pues quién soy.
Bastantes señas les doy
sin descubrir ni ocultar.
En hablando la verdad
de la religión me espanto:
yo en el cielo no soy santo
ni menos en el altar.

Yo habito en el Padre Eterno,
pero no en la Trinidad;
menos en la eternidad
porque habito en el infierno.
Soy del mundo y de lo eterno,
soy del blanco y la victoria.
tengan siempre en la memoria
que en la cruz no puedo estar
ni menos en el altar
porque habito en la custodia.

Por cierto que le doy crédito a Cruz, que tiene finos trabajos sobre estos asuntos, respecto del contenido de la adivinanza.

Y más allá de que se entiende el forzamiento del sentido de las palabras porque no se las está del todo usando como lo que son y dicen, sino para otro fin, salta a la vista que se podría hacer algún comento al respecto de la materia del asunto y su relación con la forma.

Cosa que ya vendrá (como la respuesta de la adivinanza, que ya habrán sacado, seguro... O no.)