viernes, 22 de febrero de 2008

Eclipse

Entró a lo blanco en ti, silente, al sesgo,
y apenas sombra fue, y apenas sombra
de esta tierra en la luna que te nombra.
Y con el sesgo impune llega el riesgo
para tu luna llena que quería
lucir de sol, fragante de blancura,
a cielo pleno alzarse en la figura
de un círculo de luz como de día.
Y todo y tanto fue terreno, en rojo
en ti la tierra que te oculta el fuego,
que opaca te volviste y para el ojo
apenas gris de arcilla, haciendo juego
con la arcilla que te cubrió a su antojo,
para librarte a tu blancura luego.