lunes, 7 de enero de 2008

Cuenta

Si una historia de amor va a campo abierto
se dice junto al fuego, bajo un árbol,
se canta como un agua del arroyo;
despeñada en tomillo por el aire,
floreciente en las faldas de la sierra,
se trama como nube en cerros grises;
y se madura en trojes de silencio.
Así tiene que ser para que cuente.
Pero una historia así es una historia:
no es la vida de amor que surca mares
ni es el cosmos de amor que abrasa cielos.
Porque el amor que cuenta, no se cuenta.
Él es el fuego, el campo, el cerro, el río,
y el tomillo y el aire y el silencio.