miércoles, 5 de diciembre de 2007

Hacer verdad

Hace unos días, leí una oportuna cita del P. Castellani, que me llevó a releer su Esencia del Liberalismo, una conferencia de 1960.

Muchas cosas dice allí Castellani. Algunas creo se cumplieron como proféticamente. Otras no. Las descripciones y definiciones del liberalismo están completas, me parece, incluso con sus matices. No todo me pareció del todo, debo decir, porque hay cosas discutibles, aunque son las menos.

Las consecuencias que saca, sin embargo, sirven todavía y tal vez más que nunca.

Especialmente, una de ellas.

Porque Castellani empieza y termina su pieza hablando del nacionalismo. Y diría que, si se lee en clave todo el trabajo, resulta que en el fondo el tema es el nacionalismo.

¿Por qué?

Tal vez porque Castellani estaba pensando en lo que tendría que haber en lugar del nacionalismo, no tanto en lugar del liberalismo.

Y parece que piensa que eso que tendría que haber es algo que nunca termina de haber.

Porque hablando de la esencia del liberalismo, creo que no es inocente la frase "...y llegamos al fin desta conferencia (que debe ser práctica)..."

Esencia y existencia del nacionalismo, como si dijera que es el título detrás del título.

Las advertencias al nacionalismo acerca de su 'papel' o de su 'misión', son nítidas. Y, a mi parecer, la historia del nacionalismo -antes de 1960 y después de 1960- le da la razón.

No creo que sea necesaria mucha perspicacia -o suspicacia- para entender que hay un reproche cordial al nacionalismo en esa conferencia (no es el único lugar), por lo que es y por lo que Castellani entiende debería ser y hacer.

¿Cuál era (y cuál es) la principal "política" que tenía (y tiene) que hacer el nacionalismo? "Hacer Verdad... y a largo plazo."

Por supuesto que hay que prestar mucha atención a la proposición completa, tanto como a la definición de política, la definición de hacer, y -con mayor razón- a la de Verdad. Así como entender bien eso que dice del largo plazo, cuestión que se refiere específicamente a la esperanza, tanto en las cosas del tiempo y el mundo (como expectativa temporal) como en las que están más allá del tiempo y del mundo, lo que no quiere decir que no reverberen ya en el tiempo y el mundo.

No faltará quien haga salvedades respecto de lo que Castellani piensa del nacionalismo, de si era o no canónicamente nacionalista. También habrá quien pese en balanza de oro cuánto de cuáles cosas (ciencia política, historiografía, acción, retórica, cultura, literatura, artes...) es el nacionalismo. Como habrá disquisiciones acerca de qué queda comprendido en el nombre algo genérico de 'nacionalismo', y tal vez haya que tomarse un tiempo para algún discrimen al respecto. Y cosas así.

Bueno.

Inclúyase todo eso, y más, si se quiere.

Pero a condición, me parece, de atender a la cuestión de fondo, sin subterfugios.

Y no es cuestión sencilla. Para nada.



Es largo tal vez para este espacio. Pero hace unos cuantos años, teniendo que hablar sobre el nacionalismo argentino y las letras, dije lo que pensaba -y todavía pienso- sobre el papel que entiendo le ha tocado al nacionalismo en nuestra historia y cuánto ha cumplido con ese papel. Todavía pienso que un falso tironeo entre política y cultura (con sus definiciones más o menos rengas), casi como el infaltable torno entre acción y contemplación, son asuntos que están como en el germen de disensos y de las frustraciones de muchos. Y en el germen de un hasta cierto punto involuntario fraude.