jueves, 31 de mayo de 2007

Gone with the wind

Un profesor de historia de la lengua nos explicaba alguna vez en clase la etimología del nombre de Zeus, que según decía -en las rancias raíces indoeuropeas- resultaba una como onomatopeya de la luz, como si dijéramos 'el sonido de la luz'.

Y de ser así, lo bien que está. Después de todo, en tren de poner nombres, hay que tener algo de tino y bastante temor.

Verán lo que puedan rebuscar con este dato al pasar los pescadores de perlas. Me interesa otra cuestión ahora que es lo mismo pero totalmente distinto.

Porque resulta que un grito de terror ambiental dice que se viene una maroma de huracanes atlánticos, en los States, claro...

Me llamó la atención una cosa de nada en este párrafo:
A poco más de una semana para el inicio de la temporada ciclónica en el Atlántico, el director de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA), el vicealmirante Conrad Lautenbacher, dijo que se espera la formación este año de "13 a 17 tormentas con nombre, con 7 a 10 que se convertirán en huracanes, y tres a cinco huracanes poderosos de categoría 3" ó más en la escala Saffir-Simpson, con un máximo de 5.
Así que "13 a 17 tormentas con nombre..."

¿Tormentas con nombres?

¿Y qué nombres, si se puede saber?

Claro.

¿Cómo no?

Dígame la verdad: si usted fuera huracán y le pusieran nombres porque sí, medio pavos o sin raíz, o por el simple y estúpido expediente ilustrado del límpido y ascéptico orden alfabético, y, repito, usted fuera todo un señor huracán, toda una señora tormenta, dígame de veras, ¿no se pondría loco de furioso?