martes, 15 de mayo de 2007

Eméritos anticipatorios

Cualquiera se confunde, es humano...

Pero, no: 'eméritos anticipatorios' no es el nombre de algún padre capadocio o de un anacoreta del siglo I.

Lo que pasa es que he visto dos textos que parece que han sido homilías el 13 de mayo pasado, y que, además de que son textos de dos eméritos, tienen por aquí y acullá un saborcete a lo que se viene.

Ahora bien.

En apariencia -por una razón u otra, de un bando o desde el opuesto- podría decirse que hay poco que objetar a estas reacciones que tienen, como digo, por algún lado el sabor de las catacumbas, del martirio, de la persecución, además de destilar -ambas y cada cual en su línea- cierto tono acre y a la vez enarbolar cierta exhortación, que parece exaltante pero que suena malhumorada (y cada quien de ellos dos sabrá por qué...)

Sin embargo.

Por una parte, bien podría apuntar uno ese lenguaje que escatima aquí y allá alguna definición que no vendría mal para saber de qué va exactamente la Redención o que diluye en la polimorfa palabra 'amor' el sentido del cristianismo.

Por otra parte, si me preguntaran si hay alguna que otra contradicción más o menos fundamental entre ambos planteos, diría llanamente que, en principio, sí.

Pero, no, es verdad: nadie me preguntó nada.