Estoy por sortear el albur de la puerta giratoria. Me detengo, doy una vuelta completa antes de entrar.
Hay un diseñadísimo cartelito sobre el vidrio de la puerta: Edificio libre de humo.
Dice algunas bobadas y zarandajas pseudoingeniosas sobre cigarrillos y no sé qué más.
Claro que entiendo el mensaje soft: prohibir no es políticamente correcto.
Entendido.
Pero.
El edificio es el edificio de un banco. Y hecho para 'ese' banco, que vive prácticamente de hacer hipotecas y de prestar plata a interés.
Entonces.
1. No es verdad que ese edificio esté libre de humo. No está libre de ningún humo. Más bien está bastante lleno de humo. Incluso del humo de los que fuman.
2. O el capitalismo financiero no usa ni entiende las metáforas. O el capitalismo financiero miente. O ambas cosas y algunas otras más.
3. Estoy pintando unos cartelitos muy mononos que dicen: Ciudad libre de bancos. No tengo idea dónde podría poner semejante panfleto subversivo.
4. Mientras veo dónde, publíquese.