miércoles, 19 de octubre de 2005

Batalla naval sobre humor acuoso

Dias atrás, hablábamos con unas gentes del pueblo sobre imaginación artística, poesía y otros temas propios de un cuartel (propios en tiempos de guerreros poetas, dos especies que han desaparecido; y, juntas, más todavía...).

Caímos en la cuestión de las dificultades para hacer versos y sobre todo rimas. Así apareció en escena esa prótesis lírica que se llama Diccionario de la Rima. Y recordé un poema chusco de Leopoldo Marechal, que tiene su historia.

Como hace unos años escribí para una revista de marineros una nota (Sobre poetas y nautas) en ocasión de ese poema, no tengo más que recurrir al espantoso expediente de citar algunos párrafos propios para explicar las circunstancias y ahorrarme tiempo.

Marechal se burla allí en verso de los versos de su homónimo Lugones. El discípulo de 27, frente al maestro de 53. Encarnizada disputa desde la revista de los 'chicos' , Martín Fierro, y respuestas desde La Nación y la misma revista por parte del veterano.

Y, ya que hablamos de agua, no será baladí refrescar el poema del hombre del sur, que es lo que en realidad cuenta.
ver

(...)


La palabra es al poeta lo que que el agua al marino.


Sin ellas, ninguno de ambos tiene qué decir. Así como es inconcebible un hombre de mar sin mar, es inconcebible un poeta sin palabras. Solamente en un sentido figurado -a veces sublime y otras veces ridículo- pueden ambos prescindir de su elemento primordial.

Así como hay armadas de países súbitamente mediterráneos, a veces el hombre llega a hacerse, por ejemplo, navegante del cielo o del tiempo, según la imaginación.

Astronautas, eternautas, nautas de todas las progenies suplantan al agua como pueden. Pero todos sabemos que la navegación por antonomasia, la navegación epónima, tiene lugar sobre el lomo ondulante de los mares. Lo demás, es lo de menos.


También hay poesía en la rosa -no en el poema sobre la rosa, sino en la rosa misma-; así como la cara de un niño, un atardecer o un flambeado de peras con licor al plato "son un poema". Claro, sin palabras. Pero, como entre los nautas, los poetas son los que traducen en palabras los sentidos escondidos en las cosas. Y sin palabras no existe traducción verdaderamente poética.

(......
)

Dos poetas argentinos. Las palabras de uno despiertan en el otro el deseo de chanza. Irreverencia del más joven que burla a su maestro devolviendo en palabras -en los mismos sonidos de las palabras de su maestro- sonidos nuevos y algo disparatados.


(......)

Entre 1924 y 1927 se editó en Buenos Aires la revista Martín Fierro que se nutría de la pluma de muchos de los poetas y escritores nombrados. Era un movimiento irreverente como todos los de ese estilo, pues tratataba de sacudir el ámbito literario local. La generación anterior había sido la del Centenario, alrededor de 1910, con parecidas aspiraciones aunque modalidades diversas. Siempre detrás de nuevos modos de decir lo de siempre.

El humor poético de los martinfierristas -filoso humor-era una de sus características señaladas. Lugones fue varias veces objeto de sus pullas y famosos epitafios en versos, pequeños poemas y epigramas en los que mordazmente satirizaban a otros escritores. En los editoriales, en cambio, Lugones solía ser objeto de respeto filial y de elogio.

Por entonces -cosa de poetas- un debate cerrado se llevaba a cabo acerca de la necesidad o no de la rima en la poesía. Lugones era un defensor de la necesidad absoluta, más allá de la conveniencia y el gusto. Sin duda que su ingenio para la rima era de los más creativos. Y cuando la musa fallaba, siempre había un diccionario de la rima cerca que ayudara a completar un verso que debía rimar en rimas imposibles.

A los jóvenes se les antojó que era una manía de Lugones y que el gesto de la rima aparecía alguna que otra vez forzado. Y un poco de razón puede ser que tuvieran. En ese mismo año de 1927 Lugones publicaba en libro sus Poemas Solariegos, aludidos y mencionados en la broma lírica.

Así es como llegamos al poema satírico que un grande chico por entonces le dedica a un grande grande. La gracia está en mostrar como, atosigado por la necesidad de la rima a cualquier costo, un poeta se ve haciendo el ridículo no sólo de buscar palabras difíciles para sorprender con el malabarismo de que combinen con otra más difícil todavía. También pasa que el sentido va camino de ser un disparate, con tal de salvar la rima.

Guerra inofensiva, pero guerrra al fin. Y en este caso, guerra sobre el agua.

El Agua
(Poema veraniego a la manera de Leopoldo Lugones)

El agua es elemento del gazpacho
y afrenta sin igual para el borrracho,
el cual, diciéndolo de otro modo,
también se llama beodo.

Gime en los canalones
cuando forja el bienestar del paragüero;
es teniente coronel del puchero
y tiene sus razones
para lavar los pies de Leopoldo Lugones:
pies anhelantes de sosiego
tras escribir un poema solariego...

En el mar es un vasto complot
que hace nauragar el paquebot
y es un pretexto, un tanto frío,
para que exista el río.

El gañán ávido la chupa,
y sin ella no flota la chalupa,
aunque, tratándose del agua,
en lugar de "chalupa" mejor queda "piragua".

El pez
sin ella no es,
pues, según Bianchi y otros moralistas,
fuera del agua mueren las merluzas más listas.

Es una larga ausencia en la ropa interior
de más de un trovador;
ignorancia o miedo
entre los escritores de Boedo.

Florece una vez por año
para algunos escépticos, en el cuarto de baño;
aunque Mergault (la duda misma)
hable del agua como de un sofisma.
De cualquier modo, puesta en consonantes
y en forma de canción
vale cien pesos constantes
en el Suplemento de La Nación.

Hace temblar el arrecife

y, en modo vario,
sirve de corolario
a la ternura insólita del bife.
Por ella existe el balneario
y no se va por tren a Tenerife;
por ella abrimos el feliz paraguas
o tenemos un perro de aguas...
(Aunque tal vez sea invención
del Club Nacional de Natación).

Cándida y pura, guisa
la hortaliza;
es edecán
del pan;
sostén para el tren;
bulín del delfín;
corazón
del sifón;
simún del atún...

¡Y al fin es ducha helada
para quien no comprenda esta versada!