miércoles, 29 de abril de 2020

Soneto XV


Quería ser pastor, no caballero,
como aquel de La Mancha que quería
correr el mundo en su caballería,
y morir por amor, ya prisionero.
Y quería servir a Dulcinea
y en su nombre batir a nigromantes
y ser espejo para los amantes
y el más amante que este mundo vea.
Y ser pastor, al fin, cuando la muerte
busque la sombra libre de mi huella
para que, ya pastor, me duerma en ella.
Y habrá otra dama cuando me despierte,
pastora como yo, pero ella bella,
suave señora del amor más fuerte.