martes, 23 de abril de 2019

Ceylán


Yo te conjuro ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de venir como rey a juzgar a los vivos y a los muertos, por su Venida y su Reino:
predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, corrige, exhorta en todo con paciencia y doctrina.
Porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados de sus caprichos, buscarán maestros que les halaguen el oído con novedades;
y se apartarán de la verdad y harán caso de fábulas.
Tú, en cambio, en todo sé prudente, soporta con paciencia los sufrimientos, predica el evangelio, cumple con tu ministerio.
Yo estoy ya a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida está muy cerca.
He combatido el buen combate, he concluido la carrera, he conservado la fe;
sólo me queda recibir la corona de la justicia, que en el último día me dará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su Venida.

Testificor coram Deo et Christo Jesu qui judicaturus est vivos ac mortuos et adventum ipsius et regnum ejus:
prædica verbum, insta oportune inportune, argue, obsecra, increpa in omni patientia et doctrina.
Erit enim tempus cum sanam doctrinam non sustinebunt, sed ad sua desideria coacervabunt sibi magistros prurientes auribus;
et a veritate quidem auditum avertent ad fabulas autem convertentur.
Tu vero vigila, in omnibus labora, opus fac evangelistæ, ministerium tuum imple.
Ego enim jam delibor et tempus meæ resolutionis instat.
Bonum certamen certavi, cursum consummavi, fidem servavi;
in reliquo reposita est mihi justitiæ corona, quam reddet mihi Dominus in illa die justus judex, non solum autem mihi sed et his qui diligunt adventum ejus.


(II Timoteo 4, 1-8)




Creo que sin saberlo, Johann Sebastian Bach compuso este Oratorio de Pascua para que un día se cantara como homenaje a los que dieron su vida por Cristo un Domingo de Resurrección de 2019, en Ceylán.