miércoles, 15 de noviembre de 2017

Requiescam


Como un animal voraz
la muerte me anda siguiendo:
voy a entregarle mi cuerpo
y voy a seguir viviendo.

Jorge Calvetti, Copla


Como una sombra dorada y polvorienta,
la vida pasa ahora.
Y fue antes.

Sobre el muelle desierto, hay palomas que arrullan a las aguas
de un mar de tiempo que se aquieta.

Playas grises y arenas tormentosas de luz
se mecen en el viento de este mundo que se aleja de las manos, 
que a paso firme vaga entre nubes espumosas
y recuerdos puros.


Como sombras doradas, 
como sendas de plata polvorientas, 
así fueron los días
sembrados de los cantos de los hombres felices, 
fecundos en lágrimas,
de corazón ardiente.

Oigo el amor.


Oigo risas de niños que murmuran los nombres de las flores.

Mis ojos van entre los campos,
mis manos tienen la memoria de la piedra,
mi piel todavía guarda el frío del aire,
el derredor del fuego.

Todavía mi piel no es solo mía.


Bajo un árbol del todo florecido, 
como anclado en un puerto de hierba,
con raíces de estrellas,

solo, en silencio, 
sin música ni voces,
sin el beso,
descansaré.