domingo, 6 de diciembre de 2015

Verdes son


Sierras de menta, campos de olivares,
lino bisoño, los trigales tiernos,
los brotes que han vencido a los inviernos,
la luz entre los fresnos. Y los mares.
Pacíficas llanuras, trebolares,
briznas que azotan sin dolor galernos,
encinas y pinares sempiternos,
las hierbas de los frescos hontanares.
Así entre tantas cosas se han sembrado
y han florecido, siempre en el costado,
con el dulce rigor de la añoranza
que punza su dulzor como una lanza:
así es la herida del enamorado
y es del mismo color que la esperanza.