jueves, 10 de diciembre de 2015

Mi apóstrofe


Tú siempre fuiste el tú detrás de todo:
eras el tú si hablaba a la montaña,
eras tú en el desierto, en los trigales,
y cuando hablaba al viento, a alguna estrella.
Y tú en las piedras y el rumor del río
y en la flor que brotaba; y en el canto
de los zorzales yo decía tú
y el tú silbaba como si tú fueras.
Tú siempre fuiste el tú con quien bebía,
el tú del aire delicioso andando,
el de la noche, eras el tú del vino,
y siempre el tú del mar, del campo, el cielo,
y el tú en mis ojos si miraba el mundo, 
pues nunca amé otro tú bajo esta luna.