domingo, 29 de noviembre de 2015

Sur de viento y tu voz


Estaba el viento. En todo estaba el viento
siseando las arenas y las matas,
arrinconando corazones frágiles,
irguiendo la insistencia, los propósitos.
Madrugadas de viento, soledades
de viento, y viento y viento. El viento en todo:
trepidando su gris sobre la estepa  
taciturna de viento y despojada.
Y está tu voz -por amorosa, nítida-:
llega y aquieta el aire turbulento
como un acantilado de tibieza
que abraza el frío de este mar del sur
y en sal de brisa lo acaricia todo,
hasta que el viento en todo se te rinde.