miércoles, 27 de mayo de 2015

Del fuego

(Aire de milonga)

Hay un fuego que no canta
ni el mejor de los cantores,
aunque silben ruiseñores
cuando trina su garganta.
Es una chispa que espanta,
una brasa que al nacer
todo enciende en su poder,
todo lo abrasa en su fuego
y deja el canto en un ruego
que nunca deja de arder.

Hay un fogón donde brillan
corajes que se quemaron,
y cobardes que atacaron
donde valientes se humillan.
Allí los robles se astillan
y encienden como papel,
porque es fuego el fuego aquel
que encendido no se apaga
y deja ardiendo una llaga
hasta en el hombre sin hiel.

Hay un fulgor que se inflama
donde se quema el sufrir,
rojo carbón que al herir
deja al corazón en llama.
Y por más que el hombre clama
herido de ese dolor,
nada tiene por mejor
que vivir en esa hoguera:
que el gozo de arder espera
el que se incendia de amor.