jueves, 2 de abril de 2015

Iluminados por los chicos



“Un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.”

“La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.”

“Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable en ellos, para así obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza.”

Estas tres frases pertenecen a Sun Tzu, el estratega y pensador chino de hace más de dos milenios y medio. Resumen la estrategia de un maestro de combates para lograr la derrota de un pueblo entero, con sus ejércitos y todo, sin tirar un sólo tiro: vaciándolo de todo lo que importa, de todo lo grande y noble, y especialmente de la voluntad de combatir por lo que tiene que combatir, aunque tenga que combatir sin armas.

Y las recordé inmediatamente esta mañana cuando recibí, quién sabe por cuál artilugio del éter, un correo masivo de Mauricio Macri que se creyó en la obligación de firmar hoy una notita titulada Ellos no sabían, referida a los soldados que combatieron en la guerra por las Islas Malvinas en 1982.

Firmar digo y no escribir, porque diría que no la escribió él.

Quien lo hizo, andá a saber quién fue, bien podría haber sido el mismo que escribió el guión de Los chicos de la guerra (Bebe Kamín, 1984) o Iluminados por el fuego (Tristán Bauer, 2005).

¿Pero cómo Macri va a firmar semejante hijoputez? ¿Es progre ahora? ¿No quedamos en que es la derecha?

No diga pavadas, muchacho.

Lea Sun Tzu y no diga más pavadas.


Acá está la notita de Macri.
Ellos no sabían

Mientras se preparaban para partir a las islas, ellos no sabían que aquel día en sus casas era el último. No sabían que nunca más se levantarían de esa cama. No tenían ni idea que cada puerta que cerraban, cada cosa que movían, cada cuarto que dejaban atrás, lo hacían para siempre. Nadie les avisó que al despedirse, los besos y abrazos que les dieron a sus madres, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a sus esposas, a sus hijos, serían los definitivos.

Cada 2 de abril -especialmente cada 2 de abril entre todos los días del año- ellos son un recuerdo doloroso. Son una foto en un portaretrato, una prenda que quedó en el ropero, un banderín de un club que pierde el color colgado en la pared, una anécdota evocada con cariño, una última carta. Otras familias tienen a sus hijos con ellos, volvieron heridos, o volvieron sanos, aunque también están heridos. Porque todos ellos fueron heridos en las islas, todas sus familias fueron lastimadas. Nadie salió ileso.

Hace 33 años, la insensatez hizo que el agua del océano y la tierra fría se llevaran a 649 hombres. No son hombres cualquiera, tienen los honores que la historia sólo le entrega a los héroes. Desde entonces la Bandera es un poco más de ellos que de todos nosotros.

Esas islas en el Atlántico, de manera inexorable y en paz serán nuestras. Aunque ellos jamás volverán.

Por eso, silencio y respeto para recordarlos.

Mauricio.

Las películas que dije arriba, si no las vio, déjelas pasar. La ventaja que tiene la notita es que dice lo mismo pero bastante más breve. Iluminados dura 100 minutos y Los chicos, 99.

¿Ve? ¿Pa' qué, si en menos de 2 minutos tiene lo mismo?


¿Pero entonces Mauricio Macri y Hebe de Bonafini son la misma cosa? ¿Y Scioli es lo mismo que Pitrola? ¿Y Massa es lo mismo que el Cuervo Larroque? ¿Y Clarín y La nación lo mismo que Pagina/12? ¿Y...?


Ay, ternura de chambón...


Claro que sí, pelandrún: ¡bienvenido a la fiesta!