martes, 20 de agosto de 2013

Reyes



Señora, el kirchnerismo se terminó. Usted sabe que es cuestión de tiempo. El verso no camina más. Los reyes son los padres.

Según se sabe, esta frase la dijo Jorge Lanata el domingo 18 de agosto de 2013. Me dicen que la repitió varias veces, además de esta vez, a lo largo de casi dos horas.

Con señora se estaba refiriendo a Cristina Fernández.

Dejo de lado todo y cualquier otro asunto y solamente digo una cosa.

Si hubiera una la lista de agradecimientos especiales a Cristina Fernández, hay que hacerle a esto mismo un lugar destacado, y no me apuren porque creo que esto merece el primerísimo primer lugar.

Porque, en una medida enorme y honda, esto fue posible gracias a la estolidez de Cristina Fernández -principal aunque no únicamente suya-; es posible esta suficiencia pareja con la suya gracias a su estupidez desencajada todavía más por la egolatría y por la furia de su vanidad y de su soberbia, heridas un poco más ahora por los estiletes quebrados del espejito mágico que le ha dicho que no la quieren.

Ella, con su penosa viveza de morocha brava, ha logrado una cosa horrible. Sí, concedo: muchas cosas horribles, pero esta cosa horrible en especial.

Ella le ha dado servido en bandeja un triunfo cultural y político a esa cosa proteica y terrible que llaman Clarín y a Lanata, como nunca antes un supuesto enemigo ideológico y cultural pudo siquiera haber soñado en su peor pesadilla que podría conseguir.

Cristina Fernández ha logrado que el pie gorila aplastara no su cabeza de ella, que al fin de cuentas es otra cabeza gorila.

Ella consiguió que el pie inmundo aplastara todo lo que es amable y valioso en la patria, que para el caso bien vale retratarlo en el emblema de los Reyes Magos dizque defenestrados.

Solamente ella es la culpable inmediata de que el grito de guerra y de victoria de ese Clarín y de Lanata, y de todos los que gritan con ellos, pueda ser: Los reyes son los padres.

Un grito de guerra a la altura y de la matriz de quienes gritan y a la altura y de la matriz de quien tiene que oír su derrota dicha de ese modo.

Porque, mis amigos, el mundo se divide inevitable, dolorosa, tajante y agonalmente en dos: los que pueden y quieren decir Los reyes son los padres y aquellos a los que ni se les ocurre querer pensar o decir semejante disparate.

Cristina Fernández, y tantas otras Cristinas Fernández de ambos sexos a lo largo de años, de cualquier corriente y color, han estado batallando para que un día se pueda decir con orgullo diabólico la frase que aplaste a los enemigos: Los reyes son los padres.

Clarín y Jorge Lanata, y tantos otros Clarín y Jorges Lanata que hasta asco le tienen a Clarín y a Jorge Lanata, han estado bregando sin desmayo para que al fin se pueda alzar como grito de liberación que Los reyes son los padres.

Si gana alguna ventaja de todo esto, Cristina Fernández está dispuesta de corazón a festejar gritando con su genético desprecio y su mofa burlona, de la forma más guaranga que pueda, diciendo esas palabras u otras, que Los reyes son los padres.

Y si la ventaja la ganan Clarín, Lanata y los que pueden ganar porque tienen cómo, no importa si a coro con una pedorreta o elegantemente ataviados para el lobby de su cruzada, también ellos llevarán bordada en sus oriflamas la divisa infame: Los reyes son los padres.

¿Así que el piso de Ganancias, la calidad institucional, la ampliación de derechos, el tod@s y tod@s, la patria es el otro, el diálogo y la tolerancia, la soberania energética, crecimiento con inclusión, no quedarse afuera del mundo, los derechos humanos, las leyes progresistas, la distribución de la riqueza, las oportunidades perdidas, la riqueza de los corruptos, los corruptos por las riquezas, las políticas anticíclicas, la década de oro o la década de mierda y todo lo demás?

Nones.

Nones, mis amigos, nones.

La guerra es otra cosa

En realidad, a ver si se entiende, cada batalla es para ver quién de todos será el ganador que pueda empinarse y con voz cascada o melíflua pueda llenarse la boca finalmente triunfante con la consigna: Los reyes son los padres.


Pero eso es en uno de los rincones.


En el otro, están Melchor, Gaspar y Baltasar.


Que ya ganaron.