lunes, 12 de agosto de 2013

Reconquista


Habían pasado dos meses desde principios de junio en que llegaron. Y en ese tiempo hubo de todo, de política a comercio, de traiciones a conciliábulos.

El ataque a los ingleses lo había planeado Santiago de Liniers para el mediodía, confluyendo en la Plaza desde distintos puntos. Había una reunión medio rara entre Pueyrredón y Guillermo White a eso de las 9 y el francés quería darle tiempo al criollo para ver qué pasaba con el encuentro y qué saldría de él, aunque parecía probable que fuera un enjuague para dividir a criollos y españoles, apoyando la independencia de los primeros respecto de los segundos. Creíble, al menos.

La cuestión fue que los fusiles que estaban apostados en la Plaza como refuerzo para atacar a los ingleses empezaron a disparar, adelantándose a las órdenes, precisamente a eso de las 9. Y empezó el jaleo.

Los combates fueron duros y cada bando tiró con todo lo que tenía. La reunión, dicen, nunca se hizo porque White no fue, aparentemente por no poder salir del lugar en que ya estaba cercado por tropas criollas.

Tres horas después, a eso de las 12, Beresford, el inglés, ordenó izar bandera de parlamento porque los estaban masacrando.

Era el 12 de agosto de 1806 y fue el día de la Reconquista.

No creo que muchos vayan a recordar eso ahora. Y me da que la mayoría -sobre todo de los políticos y dirigentes- ni siquiera sabe qué significa todo el asunto. Además, estarán mirando para otro lado, seguro.


Por eso.