"...y en su mitad podrido..."
A un olmo seco, Antonio Machado
La luna esquiva tu rincón de sombras
y el invierno te omite indiferente:
acosa flores vivas, ramas tiernas
que puedan marchitarse todavía.
El viento acecha en vano tu figura,
el sol te olvida, el agua te desprecia
y, en su furor, el fuego de las tardes
ya ni tiene apetito de tus brasas.
Nada te ve en el día y por las noches
nadie te asiste, ni rumor ni estrellas,
y no hay aves que aniden a tu amparo.
Si fuiste el árbol que soñé madera,
leña que abriga, mesa de mi casa,
ya no podrás volver a serlo nunca.