jueves, 27 de junio de 2013

Ti mi sgunfi

Literalmente quiere decir me inflas, me tenés hinchado, o me tenés harto, ya sonando como suena. No es fácil de traducir. Es una expresión familiar, de cuando era chico. Es dialecto y la usaban en casa los del Nord

Según el tono, era algo grave o liviano. Se usaba mucho con los chicos. Pero sonaba distinto cuando se le dirigía a un mayor. Y si sonaba sola, era una sentencia, un dictamen y el final final de una discusión.

No tengo ahora con quien usarla. Ya no están los que conocían la lengua y sus registros y semitonos. Y los que quedan de aquellos años son del Sud. No es lo mismo. Tienen otros dichos y giros sabrosos, por cierto que sí. No ése. Y ése era muy útil, vea lo que le digo.

En estos últimos tiempos, me vuelve una y otra vez a la memoria y a los labios. Y me oigo decirla una y otra vez (cada vez más seguido), a veces con desdén, a veces con impaciencia, a veces con vigor humoroso. Pero me es feliz siempre tenerla a mano. Y se me aparece como voces de una lengua que hubiera hablando en la prehistoria de mi vida.

Ti mi sgunfi se le viene aplicando a una cantidad de cosas y de nombres y apellidos que me rodean, más cerca o más lejos. Desde adentro hacia afuera de mí mismo, y vuelta. Desde el cosmos al corazón, pasando por la Patria y la cuadra de mi casa.

Ti mi sgunfi se me ha erigido como una divisa, y bastante saludable, le garanto.

Pone las cosas en perspectiva. No permite que lo que no es o lo que es insubstancial tome el lugar de las cosas reales. A ver si uno termina tomándose en serio asuntos, cosas y personas que solamente parecen importantes comparados con trivialidades apenas un nanomilímetro más bajas.

No. De ninguna manera.

Con toda la potencia de un conjuro, un sonoro Ti mi sgunfi podría librarme bonitamente de cosas infladas. Y que me inflan...


Creo que dentro de poco voy a tener que hacerle un reconocimiento formal y emocionado a los atavismos de la sangre, a las más pequeñas raicillas de la sangre por donde, sin olvido ni mengua, fluye otra vez vivo y vivificante ese benéfico Ti mi sgunfi ancestral y liberador.