viernes, 24 de mayo de 2013

La década ganada





¿Década ganada? ¿De qué estamos hablando?

¿Qué? ¿Usted dice que la expresión es una ironía?

¿Por qué? ¿De qué se habla cuando se dice eso? ¿De guita? ¿De choreo, afano, avivada, birle?

Está bien, sí: roban a mansalva (y ya llevan bastante más que una década en esos afanes...) Y le roban hasta a los que no tienen nada. Son unos magos. Unos magos hipócritas, claro. Sí. Es verdad.

Y más: con la fuerza centrípeta que domina a esta mímica de movimiento nacional y popular, son muchos los que roban pero es uno solo, al final. O una. Es así.

Está bien.

Pero, ¿década ganada? ¿De qué estamos hablando?

Attenti, compagni!

Porque puede ser verdad que haya quienes -y no por las bóvedas rechonchas- quieran llamar a esta era la década ganada.

Pero si hay quien cree como en la Biblia que estos años fueron pingües más allá de los mangos, ya no estamos hablando de lo mismo.


Si usted, mi estimado, estaba en Babia y no se dio cuenta, no quiera saber qué ganaron.

Y qué se perdió.

No vaya a pasar que se entere, mi buen cumpa, de que lo que ganaron son unas cosas inmundas y terribles a las que -si no es que se han perdido en realidad para siempre- será muy difícil encontrarles repuesto.

Y si, pese a todo y haciendo de tripas corazón, acaso se tienta y quiere hacer la lista de eso mismo, sepa de antemano que esa lista no habla tanto de los artífices de la década ganada, sino más bien de usted mismo, caro amico.