domingo, 21 de abril de 2013

El dormido



Es memorable la historia

Es memorable la historia
de un caso, que ha sucedido,
de un hombre que se ha dormido
para su eterna memoria.
No tiene pena ni gloria.
Por su orgullo y vanidad,
la Divina Majestad
le ha mandado este castigo:
que tiene que estar dormido
hasta el Juicio Universal.

Dormido se mantiene él,
pero no come, ni bebe;
porque así Dios lo sostiene
con su divino poder.
Así Él nos da a entender
a los vivos que han quedado,
que pueden ser castigados
hasta el último momento;
esto sirva de escarmiento
a los vivos que han quedado.

Todos lo ven que está vivo,
que tiene el alma en el cuerpo,
y con pulso y movimiento
está hecho piedra y dormido.
Así se halla sumergido,
sin precisar alimento;
tan sólo esperando el tiempo,
que le tiene que llegar,
en que lo venga a juzgar
el juez de vivos y muertos.

Porque con soberbia voz
él exclamó en su maldad,
con orgullo y vanidad:
"¡A madrugar más que Dios!",
el castigo mereció.
Y, dándonos así ejemplo,
Dios lo dejó en el momento
en un letargo profundo;
hasta que se acabe el mundo,
dormido, para escarmiento.

Dice Juan Alfonso Carrizo:
Del Cancionero popular de Catamarca, N° 26. Es popular también en Tucumán; aquí me la dictó don Juan Nieva, de Santa Rosa, Monteros. La versión del señor Nieva tiene esta cuarteta inicial:
¡Atención pido señores!
de lo que voy a contar,
de un caso que ha sucedido
en la villa de Luján.
Cuentan los paisanos, que un capataz de carros ordenó a sus peones que al alba estuvieran listos para iniciar la marcha, y al dar las ¡Buenas noches! no dijo: ¡Si Dios quiere! Como uno de los carreros le observara este gesto de soberbia, el capataz lo recriminó. Al día siguiente, cuando todos estaban listos para partir, notaron que el capitán maldiciente dormía; lo trataron de despertar pero fue en vano, el capataz quedó dormido para siempre, víctima de sus soberbia.

La última décima está tomada de la versión del señor Nieva, pues en la catamarqueña está defectuosa.