domingo, 17 de marzo de 2013

Otoño del hombre

Quam multa in silvis autumni frigore primo
lapsa cadunt folia, aut ad terram gurgite ab alto
quam multae glomerantur aves, ubi frigidus annus
trans pontum fugat et terris immittit apricis.

P. Vergili Maronis, Aeneidos, Liber VI

Como todas esas hojas que en las forestas con el frío primero del otoño
caen arrancadas; o como caen hacia tierra desde la alta mar
todas esas aves que se amontonan, cuando la estación fría
las hace huir más allá del mar y las arroja a tierras soleadas.

Publio Virgilio Marón, Eneida, Libro VI


Este otoño del hombre,
este viento del alma
que ya olvidó el verano de la vida
y levemente hace frío de todo lo que abraza;
y navega
en este mar de hojas que caen
desde el cielo entumecido
y combate en el aire
con este ejército de ramas como lanzas desnudas
que recuerdan y cantan
la tibieza aterida que espera y teme el fuego del invierno
sin luz.

Este otoño del hombre
que llora lágrimas de cobre enmohecidas,
en las alas de miedo de las aves,
también él viene en un vuelo alto
desde el fondo de ese mar que amenaza la tierra.

Este otoño del hombre mira lejos,
muy lejos,
más lejos que los días de dolor y esperanza,
y ve lo que está próximo y remoto,
y lo que llegará y lo que ha pasado, en silencio,
y sólo ve la orilla de los vivos
y la costa del mundo
de los muertos que esperan un canto,
que suena como el bronce del otoño del hombre.