La sierra se ha puesto gris
y un aire a trigo le viene
por la falda rumoreando
un silencio fresco y verde.
La piedra guarda un arroyo
y el agua que la entretiene
canta la risa de un valle
de estrellas en su vertiente.
Muge una tropa que pasta.
Se ve un paisano que vuelve.
Y un potro alerta galopa
bajo una luna celeste.
La luz se vuelve borgoña
mientras en todo atardece
y un ave sola recita
una tristeza que tiene.