Esta mañana, mate y tabaco a mano, estaba oyendo músicas de Atahualpa Yupanqui.
Porque si usted viera, paisano, lo que es entrarle en seco a La vida es sueño, y al alba...
Ayudan las milongas y vidalas, créame.
Y entre aquellas músicas estaba ésta, que me distrajo de la Polonia de Segismundo y me lo figuró a Lugones, vaya a saber uno por qué, aunque no tanto.
Entonces, y mientras, que le quede dedicada.