sábado, 5 de junio de 2010

El corazón del tesoro (V) / Intermezzo

Apenas balanceándome con alguna gracia irresponsable, aunque al amparo del delgadísimo hilo que me ofrece aquel texto de Lewis sobre el riesgo de amar, traigo ahora estas versiones de Más vale trocar, que compuso el maestro Juan del Encina, según se recoge en el Cancionero de Palacio. Como fuere, si cuadra, aquí están para ilustrar un aspecto de la cuestión (aunque también perche' mi piace…)

Y dije versiones, así en ese plural alarmante o fastidioso, porque, nada más ponerse a ver, parecería que, desde el siglo XV a hoy, nadie ha cantado otra cosa, de una punta a la otra del Orbis terrarum.
ver
Más vale trocar
plaçer por dolores,
qu' estar sin amores.

Dond' es gradecido
es dulce' l morir;
bivir en olvido,
aquél no es bivir;
mexor es sufrir
passión y dolores,
qu' estar sin amores.

Es vida perdida
bivir sin amar,
y más es que vida
saberla emplear;
mexor es penar
sufriendo dolores,
qu' estar sin amores.

La muerte es vitoria
do bive afición,
qu' espera haver gloria
quien sufre passión;
más vale presión
de tales dolores,
qu' estar sin amores.

El qu' es más penado
más goza d' amor,
que´l mucho cuydado
le quita el temor;
assí qu' es mexor
amar con dolores,
qu' estar sin amores.

No teme tormento
quien ama con fe,
si su pensamiento
sin causa no fué;
haviendo por qué
más valen dolores,
qu' estar sin amores.

Amor que no pena
no pida plaçer,
pues ya le condena
su poco querer;
mexor es perder
plaçer por dolores,
qu' estar sin amores.

Una versión, diría yo que canónica, es la que nos da Hespérion XX, con Jordi Savall a la cabeza.



Otra, que me luce más condensada y lírica, estando sola la voz sin coro, la brinda el Ensemble La Romanesca.



Y hasta hay una más (como dicen los tilingos…) bizarra, como la que un grupo de música andina, Urubamba, hizo en el mismísimo Buenos Aires.



Confieso que después de pasar por más de una docena, me quedé con éstas tres (con más una inglesa que no está mal, aunque los melómanos no la quieren.)

(-Oiga, hermano, ¿usted no tiene otras cosas que hacer?...
-Por supuesto, ¿quién no? Esto, por ejemplo, es algo que "tengo que hacer", créame…)


Me parece que este cante se aplica a la cuestión, bien que algo lateralmente tal vez, si uno recuerda que todo empieza con aquello de que donde está tu tesoro, está tu corazón.

Sin embargo, quizá tenga Lewis más razón que la que uno –y él- podría suponer en un principio.

Porque creo que en varios sentidos somos lo que amamos. Como parece cierto también que amamos según somos, tanto como que somos según amamos.

Y tal vez, con suerte y en una de ésas, llega un día cualquiera y nos enteramos de quiénes somos, gracias a nuestros amores, y al modo de nuestros amores. Habrá que estar atento.

No vaya a ser cosa que, de buenas a primeras y sin que sepamos ni por qué ni cómo, en una tarde de la vida se nos aparezca de pronto el corazón con su tesoro adentro y todo.

Y en esa tarde de la vida, como dijera san Juan de la Cruz, seamos así juzgados en el Amor.

Ojalá, en ese caso, que las noticias sean buenas.