sábado, 29 de mayo de 2010

El corazón del tesoro (II)

Una de dos.

Y no parece que puedan ser las dos cosas a la vez.

O es una acuarela, un trazo gracioso y ágil, algo criollo y bien aromado: contar una madrugada de ordeñe en un corral.

O es una canción de amor, tan melancólica y sentida como púdica y digna, sobria, a lo criollo, de la pampa o la sabana, tanto da.

Pues bien.

Con una impecable María Teresa Chacín, “el tío de Venezuela”, Simón Díaz, canta a dúo Corral de ordeño.
ver

Se te fue quien te quería, "Melodía",
por los caminos del viento, "Barlovento";
dame una totuma llena, "Noche buena",
dame una dulce esperanza, "Mala crianza";
de todas las flores bellas, "Linda estrella",
eres tú la más hermosa, "Buena moza";
el corazón me lastima, "Clavellina",
con tu bramar lastimero, "Mi Lucero",
"Mi Lucero", "Mi Lucero"...

Por la sabana infinita, camina mi pensamiento;
dónde estás que no te siento, "Mi Tormento",
ya llegó la mañanita, "Flor marchita".

Ya viene saliendo el sol y no siento tu presencia:
llegas tarde a la querencia, "Penitencia",
me estoy muriendo de amor "Bella flor".
"Bella Flor", "Bella Flor"...

Acercate, "Turupial"; acercate, "Viento de agua",
que tus penas son iguales a las penas de mi alma, "Tengan calma".
"Tengan calma", "Tengan calma"...

Se te fue quien te quería, "Melodía"
por los caminos del viento, "Barlovento",
"Barlovento", "Barlovento"...

Ya me va a tumba' el balde, Malacrianza, Malacrianza, uhmmm,
eche pa' lla Buenamoza, póngase Clavellina, Viento de agua...



Y así es como, diría, se hacen las dos cosas a la vez.

Sin tanta vuelta, sin mucha milonga. Sencillamente. Elegante y simple, valga la redundancia.

Lo cual prueba, si hiciera falta, que se puede.

Y esto dicho para quien diga que no se puede: que una cosa es el placer y otra el deber.

Que una cosa es la milicia y otra la fiesta.

Que una cosa es la belleza y otra el trajín.

Pero el asunto puede catarse de otra guisa.

Porque, al parecer, hay aquí un solo corazón. Como parece también que, en la misma -y por la misma- superposición de cantos, hay más de un tesoro.

¿Puede ser? ¿Podrá ser? ¿O es un solo tesoro, también?

Todo un asunto, todo un problema.


No son cosas mías, son de Díaz.