domingo, 20 de septiembre de 2009

¡Voistino voskrese!

Ya lo dije en estos días: septiembre bien puede ser marzo, y viceversa, en más de un sentido.

Por ejemplo, dicen los que dicen que saben que, el 22 de septiembre a las 21:18 de lo que llaman ahora tiempo universal, se producirá el equinoccio de primavera para el sur y el de otoño para el norte. El sol, dicen, pasará por el punto donde la elíptica cortará el Ecuador celeste. Los puntos de Virgo y Piscis, dicen.

El sol, dicen, saldrá ese día exactamente por el este y ese día se pondrá, dicen, exactamente por el oeste.

Yo, por mi parte, digo que me parece muy bien.

Pero, estoy pensando en otra cosa.

Por ejemplo, que la primavera es florida, como la Pascua lo es. Que la primavera es el signo de las resurrecciones. Y de la Resurrección, que fue en primavera. Y está bien.

¡Hristós voskrese! dicen para esa época los rusos en sus liturgias (de hecho, dicen Христос васкрсе!). Y lo dicen cuando se encuentran por la calle, en cualquier parte, en sus saludos, durante todo el tiempo que va desde la Pascua hasta la fiesta de la Ascensión. Los saludados, a su vez, responden ¡Voistino voskrese! (es decir, Ваистину васкрсе!)

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

Y digo que la primavera -aunque sea en el sur- es el tiempo que nos han dado para recordar que lo que vemos -hasta el zorzal y la calandria que oímos- es el signo de que Cristo ha resucitado.

Ventajas que tiene el sur, al fin de cuentas.

Podemos recordar dos veces al año, al menos dos veces al año: ¡Hristós voskrese!