sábado, 6 de junio de 2009

El barquero

A la luz de una estrella que amaina el brillo
de la luna en un cielo que huele a menta,
se oye el canto de un grillo,
grave y sencillo,
y una copla de truenos de una tormenta.

Y baja por el río, solo y callado,
en su barca de pobre un barquero viejo.
Va remando cansado
y a su costado
ve la luna que juega con su reflejo.

Y la barca se mece, lejos la orilla;
unas ramas de sauce que silban suave;
y la estrella que brilla
junto a la quilla;
el aire que ventea, el rumor de un ave.

Ha dejado los remos y duermevela.
Y dormita la barca y en su deriva
casi no deja estela;
y ya ni riela
la luna, silenciosa y compasiva.