domingo, 17 de mayo de 2009

Pioggia

Dediqué algún tiempo de estos días a cierta música italiana, diciamo strana. Como si dijera un poco de prolongado setentismo musical italiano de cantautores, qué tanto y ya que estamos: Branduardi, De Gregori, Guccini, Battiato, Giuni Russo, ed altri.

En una canción bizarra y sarcástica, Il bombarolo de Fabrizio De Andrè (dedicada a una especie algo más amarga de Bombita Rodríguez...), oí estos dos versos al pasar
c'è chi aspetta la pioggia
per non piangere da solo

(hay quien espera la lluvia
para no llorar solo...)
que además de causarme una simpática impresión poética, soltaron una catarata de caras en tropel; gentes que, por un motivo u otro, aprovechan, digamos así, la lluvia para llorar. Y que así se note menos o no se note il pianto. Que no parezca llanto sino, quién sabe, altas y hondas preocupaciones, de traza universal. Servicios desinteresados a la humanidad, sedienta de un poco de luz, de verdad y de guía espiritual. Una especie de llanto paradigmático y sanador.

Un llanto que valga lo que una lluvia, tal vez.

O será tal vez siquiera que estarán buscando ellos mismos notarlo lo menos posible. O un poco de rebuscado narcisismo. Ya que voy a llorar, que parezca una lluvia benéfica.

¿Será así?

¿Valdrá la pena?

Los versitos, con todo, son buenos. La imagen, también. Lo demás, menos.