sábado, 13 de septiembre de 2008

Indigencia contingente (II)

Ah, ya lo había dicho: es asunto que me interesa.

Y me acordé del Cratilo de Platón, diálogo entre los más queridos.

Y me acordé de una cosa en particular:
Sócrates. –Por consiguiente, si ni todo es para todos igual al mismo tiempo y en todo momento, ni tampoco cada uno de los seres es distinto para cada individuo, es evidente que las cosas poseen un ser propio consistente. No tienen relación ni dependencia con nosotros ni se dejan arras­trar arriba y abajo por obra de nuestra imaginación, sino que son en sí y con relación a su propio ser conforme a su naturaleza.
Hermógenes –Me parece, Sócrates, que es así.
Sóc. –¿Acaso, entonces, los seres son así por natura­leza y las acciones, en cambio, no son de la misma forma? ¿O es que las acciones, también ellas, no constituyen una cierta especie dentro de los seres?
Herm.. –¡Claro que sí, también ellas!
Sóc. –Luego las acciones se realizan conforme a su propia naturaleza y no conforme a nuestra opinión.
Y, siguiendo el hilo, algo que aparece un poco más adelante:
Sóc. –Pues bien, ¿acaso el hablar no es tambiénn una entre las acciones?
Herm. –Sí.
Sóc. –Entonces, ¿acaso si uno habla como le parece que hay que hablar lo hará correctamente hablando así, o lo hará con más éxito si habla como es natural que las cosas hablen y sean habladas y con su instrumento natu­ral, y, en caso contrario, fracasará y no conseguirá nada?
Herm. –Me parece tal como dices.
Sóc. –¿Y el nombrar no es una parte del hablar? Pues sin duda la gente habla nombrando.
Herm. –Desde luego que sí.
Sóc. –¿Luego también el nombrar es una acción, si, en verdad, el hablar era una acción en relación con las cosas?
Herm. –Sí.
Sóc. –¿Y nos resultaba evidente que las acciones no tenían relación con nosotros, sino que poseían una natu­raleza suya propia?
Herm. –Así es.
Sóc. –¿Luego también habrá que nombrar como es natural que las cosas nombren y sean nombradas y con su instrumento natural, y no como nosotros queramos, si es que va a haber algún acuerdo en lo antes dicho? ¿Y, en tal caso, tendremos éxito y nombraremos, y, en caso contrario, no?
Herm. –Claro.
El texto completo se puede leer con bastante provecho, aunque tiene un tempo y un modo de razonar que no son los nuestros de hoy día, claro. No es que acierte en todo el querido Platón, no.

Pera esta cuestión de que las acciones son unas especies de seres, es luminosa. Y que en tanto sean unas especies de seres, así como los seres no son según nuestro gusto, tampoco las acciones lo son. Y no se actúa de cualquier manera, según nuestra imaginación. Y hablar es una acción y nombrar es hablar. Luego...

Sócrates está hablando con Hermógenes que es un convencionalista y, en el sentido de nuestra escribidora francesa, es uno de aquellos que más o menos piensa que el ser es un efecto del decir. De modo que, así se diga, así sea.

Hay que masticar un poco el texto, me parece. Una breve digestión. Porque después me propongo darle la razón por un rato a Hermógenes y a doña Bárbara.

Veremos.