miércoles, 20 de agosto de 2008

Miscelánea de días (IX)

Es nada más que un apunte, y tal vez ni siquiera para mí, porque la cuestión implica asuntos peliagudos por demás.

El domingo pasado, los 'latinos' -como dice con sorna un compaño 'oriental', sui generis...- oímos otros fragmentos, esta vez del capítulo 11, de la carta de san Pablo a los Romanos (13-15, 29-32):
Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio,
pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos.
Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?
Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
En efecto, así como vosotros fuisteis en otro tiempo rebeldes
contra Dios, mas al presente habéis conseguido misericordia a causa de su rebeldía,
así también, ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a vosotros, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia.
Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia.
Bien.

El caso es que todo lo que viene diciendo en la Carta acerca de la Redención y de Cristo, y de la relación de los judíos y los gentiles con la Redención, ya es suficientemente delicado.

Hasta que llegué a ese versículo 15:
Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo, ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?
que me llevó derecho, con la memoria y la imaginación, al complejísimo Capítulo XX del Apocalipsis de san Juan, que no solamente tiene el asunto del milenio, sino que allí mismo y en lo que sigue trae el asunto de las menciones y alusiones de muertes y resurrecciones primeras y segundas, tan difícil también o más que lo del reino de mil años, después de todo.

Veo que Castellani en su Visión Decimooctava de El Apokalypsis de san Juan, no tienen referencia alguna a san Pablo en este sentido, ocupado como está allí de El Reino Milenario.

Veo también, y por otra parte, que santo Tomás dice al respecto de este versículo (Super Romanos, cap. XI, lect. II):
Deinde cum dicit si enim, etc. assignat rationem suae intentionis, quia scilicet videbat quod conversio Iudaeorum proveniebat in salutem gentium. Unde dicit si enim amissio eorum, id est incredulitas et inobedientia eorum, sicut dicitur servus amissus quando sub cura et obedientia domini refugit esse. Ier. l, 6: grex perditus factus est populus meus. Si, inquam, ista Iudaeorum amissio est occasionaliter reconciliatio mundi, inquantum per mortem Christi sumus reconciliati Deo, quae assumptio nisi vita ex mortuis? Id est, quod Iudaei reassumantur a Deo, secundum illud Zach. XI, 7: sumpsi mihi duas virgas. Quid, inquam, faciet talis assumptio, nisi quod gentiles resurgere faciat ad vitam? Gentiles enim sunt fideles qui tepescent. Matth. XXIV, 12: quoniam abundavit iniquitas refrigescet charitas multorum. Vel etiam qui totaliter cadent decepti ab Antichristo, Iudaeis conversis in pristinum fervorem restituentur. Et etiam sicut Iudaeis cadentibus, gentiles post inimicitias sunt reconciliati, ita post conversionem Iudaeorum, imminente iam fine mundi, erit resurrectio generalis, per quam homines ex mortuis ad vitam immortalem redibunt.
Por donde parecería que probablemente también santo Tomás considera aquí con san Pablo dos resurrecciones. Porque parece claro que para ellos la llamada segunda resurrección se refiere a la que llamamos simplemente resurrección, mientras aquí se refieren a la readmisión como una resurrección. ¿Ambos dicen lo mismo que san Juan, respecto de la primera?

Lo que me lleva a preguntarme, entonces y finalmente, si esta resurrección de la que habla san Pablo, que sin duda se expresa en términos escatológicos porque se refiere a la readmisión de los judíos que es signo del fin, tiene o podría tener alguna relación con aquella resurrección primera del apóstol Juan en su capítulo XX.

Estoy de acuerdo: muy difícil el asunto (para mí, claro) y debe estar destinado a mejores cabezas (por lo mismo...)

Pero, verá usted, mi amigo, porque allí está.