sábado, 7 de junio de 2008

Lianas (VI)

Créame: hay que tener cuidado cuando uno hace malabares con más de tres pelotas en el aire.

Por ejemplo.

Algún erudito sabrá quién trenzó aquello de que 'los males de la libertad se curan con más libertad'. El formato es aprovechable, se ve, porque después dijeron aquello otro de que 'los males de la democracia se curan con más democracia' .

Está claro que se podría volver peligroso el juego de abalorios si uno entendiera y viera que libertades y democracias tales son cosas no tan buenas.

De modo que si 'esa' libertad era ya maleada, entonces más de lo mismo resultará mal al cuadrado. Y si 'esa' democracia estaba fulera, lo estará por dos si se la adita con dosis doble.

La definición, ch'amigo, la definición.

Hay que ver exactamente de qué se habla cuando se dice libertad, democracia. Como cuando se dice pueblo, patria, Argentina, o cuando se dice campo, justicia, federalismo, riqueza, pobreza y todo ese obeso diccionario otoñal que hemos tenido que ir tragándonos, a cuatro o cinco acepciones por palabra, uf...

Quia parvus error in principio, magnus est in fine, decía Aquino que decía Estagira.

En el De ente et essentia, de santo Tomás, la frase aparece en el primer renglón. Y remite con ello al tratado acerca de los cielos y el mundo de Aristóteles, quien dice allí (en el capítulo 5 del libro I) que "así como una pequeña desviación de la verdad, si se avanza, se convierte en diez mil veces mayor, lo que al principio es pequeño termina por hacerse enorme."

En fin, creo que todo esto es cosa más que sabida.

¿Por qué lo cito, entonces? Primero, porque el opúsculo tomasiano es de mis preferidos y los gustos hay que dárselos en vida. Segundo, porque es verdad.

Y, tercero, porque parece bastante aplicable a lo que se viene hablando en esta temporada otoño-invierno de conflictos, si uno se fija.

Ello así, estimados, por dos razones, cuando menos.

No importa ahora a qué se estén refiriendo Aristóteles ni Tomás de Aquino. La cuestión vale igual.

Y hasta no haría falta explicar demasiado: lo que al principio es una pequeña desviación de la verdad, al final se vuelve diez mil veces mayor.

Diez mil veces más desviada, quiere decir, se entiende, diez mil veces más embrollada y no menos que 10.000 veces más angustiante para el que ya no puede entender de qué va todo el comadreo.

Tal vez haya habido -sus apuestas, caballeros...-, algún 'cálculo' erróneo al principio de este batifondo. Y no me refiero en particular a las fórmulas de alícuotas (pregunta literaria: ¿no podría muy bien ser éste que digo otro nombre más de alguna poetisa griega: Fórmula de Alícuota, dizque oriunda de la villa de Alícuota, en la isla de Lesbos...?)

Pero, al mismo tiempo, me parece que este asunto primero de jugar con las pelotas en el aire (libertades que necesitan más libertades, democracias urgidas de más de lo mismo...), me da pie para una otra aplicación no canónica: los males del peronismo se curan con más peronismo.

Las advertencias aristotélico-tomistas sobre el peronismo, valen también aquí: ¡ojo al piojo con lo qué se quiere decir cuando se dice peronismo!

Porque así como dije que una parte de la izquierda se pregunta más y más si todo el barullo (les) sirve, al fin de cuentas, se me hace un poco de cajón que no sería extraño ver que el propio peronismo (defina, compañero, defina...) quisiera emprolijar este eterno retorno de revolución permanente y asomara de más en más el morro por el foro.

Algunos gestos hacen (¿tímidamente?), orejeando el naipe, creo: rebeldes, históricos, disonantes, gordos.

Con una especie de segunda piel. Con una especie de información genética.

Mezcla de política-politica con política de mierda.

Puede ser, sí. Cómo no.

Y tal vez nos pase algo así.

Tal vez un día de éstos vayamos despertándonos a la mañana y vayamos viendo que un peronista va reemplazando a otro peronista.

Un peronista que no es peronista como el otro peronista que dice que es peronista pero que no es peronista como el peronista que lo reemplaza.

Porque tal vez prospere aquello de que los males del peronismo, secundum quid, se curan con más peronismo, simpliciter.