sábado, 25 de noviembre de 2006

Poca cosa

Parece sentencia común que san Isidro Labrador no hizo nada.

Modo de decir no muy feliz, creo, que supone decir que no mató ningún dragón, ni hizo desaparecer una montaña o abrió el mar en dos...

Suelen decir 'que no hizo nada' como un elogio a su sencillez asordinada y, podría ser, como un aliciente piadoso a la posible santidad de los hombres comunes y corrientes. No sé si me gusta mucho el giro y más bien no.

El caso es que leía esta mañana en una colección famosa (el Año Cristiano, en 4 tomos, del benedictino Fray Justo Pérez de Urbel) la vida de san Isidro el labriego, con fiesta el 15 de mayo, y patrono de Madrid.

Suelo tomar la colección de tanto en vez y abrirla, como se debe, al azar. Me puse a ver, entonces, cosas de san Isidro, y busqué otras 'vidas'. Hay varias y dicen más o menos lo mismo, obviamente, como esta bastante simpática relación.

Entre otras, veo una que me hace acordar a lo que leía en Pérez de Urbel, y, efectivamente, se parecen mucho en muchos párrafos.

Ahora bien, el texto de Pérez de Urbel tiene un Imprimatur en Madrid, en 1939 y fecha de colofón para la edición 'suramericana' de 1944. Me fijo en Tomás Morales y encuentro que murió en 1994, es siervo de Dios y tiene causa de canonización abierta hace unos 6 años.

A juzgar por la bibliografía que hay en el artículo tomado de sus "Semblanzas" (que no sé cuándo escribió, pero seguramente después de su ordenación en 1942), podría ser que Pérez de Urbel y Tomás Morales tuvieran fuentes similares.

Pequeños misterios curiosos.

Ahora bien.

Tal vez llevado por esa cuestión de que san Isidro 'no hizo nada', Pérez de Urbel dice algo que Morales no dice, y que fue el rabo por donde agarré este asunto:
Y sin embargo, Isidro no hizo nada extraordinario en su vida. Lope de Vega quiso dedicarle un poema, pero después de haber agotado toda su erudición mitológica y los recursos maravillosos de su opulenta imaginación, tuvo que interrumpir el raudal de su vena poética.
No sé a qué se refiere en este caso Pérez de Urbel, porque veo que hay al menos 3 obras famosas de Lope de Vega sobre el santo. El Isidro, con la que ganó unos juegos poéticos en homenaje al por entonces beato, en 1599. Una comedia religiosa de 1604-1606, San Isidro de Madrid y un poema presentado a una justa poética en ocasión de la canonización de san Isidro en 1620. No ganó entonces, sino Calderón de la Barca con su Canción a san Isidro, publicada dos años después (el propio Calderón tiene unas 4 composiciones además de la Canción, dedicadas al patrono de Madrid), cosa que no llama la atención en el Siglo de Oro español.

Más allá de la 'humorada' de la santidad pasmante de un labriego, está la cuestión de mirarle la aterrada mirada a quien mira la santidad del santo sin ver ninguna santidad 'escribible'...

Verdadera o falsa -y mejor todavía si es falsa-, me gustó la imagen 'poética' del fénix de los ingenios, naufragando ante el 'anodino' Isidro, no sabiendo cómo hacer para terminar sus versos, no sabiendo qué más decir.

La angustia del escritor que tiene adelante un asunto demasiado grande del que apenas puede decir algo y no sabe qué decir.