miércoles, 20 de septiembre de 2006

La cólera como una de las Magnalia Dei

Se me hace difícil leer con paciencia y método (como se debería) el libro de Jean Daniélou.

Me impaciento y se me ocurre toda suerte de cosas.

Por ejemplo.

En el capítulo I de la segunda parte, habla sobre las Magnalia Dei, las grandes obras de Dios. Y considera toda la historia sagrada como la historia de tales Magnalia Dei. Y la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, como el documento de ellas.

Trata en ese capítulo, por ejemplo, la inefable cólera divina, tan misteriosa e irritante para el oído. Comenta en parte el cántico del profeta Habacuc.

De la lectura del cántico, que ocupa el capítulo 3 del libro del profeta, me detengo (en parte lo hace Daniélou también), en el versículo que dice
En la ira, no te olvides de la misericordia.
Así dice allí el texto tomado de la edición Nacar-Colunga de la BAC. Me gusta más la versión de la Biblia de Jerusalén:
¡...aun en la ira acuérdate de tener compasión!
Y allí me distraje, y en parte por sugerencias del comentarista, aunque no tiene que ser responsable de esto.

Pensaba que estamos demasiado acostumbrados a mirar la Pasión y la Muerte de Jesús como un acto de amor divino. Y está bien que lo entendamos así, pues lo es.

Pero se me ocurre que en el mismo sentido del cántico de Habacuc, la pasión redentora de Dios puede atribuirse juntamente a su cólera, aneja a su misericordia, claro. Pero también a su cólera. Y a un tipo especial de cólera, a la mismísima ira divina, definida incluso como lo hacen los moralistas al tratar de esa pasión iracunda: esa reacción ante el bien en peligro.

Vale la pena leer ese cántico, como todo el breve libro de Habacuc, incluso por la mirada 'moderna' ante el mal que exhibe allí el profeta, por el escándalo y la rabia ante el misterio y el escándalo ante la cólera de Dios.

También por la definición de la cólera misma de Dios.

Y por las respuestas de Dios, cuando responde...