domingo, 20 de agosto de 2006

Silencio

En su Diario Íntimo, al comienzo del período 1842-1844, Sören Kierkegaard tiene unas cuantas reflexiones (sueltas, parecen, y no lo son), acerca de varios asuntos en torno al silencio, al secreto y al estadio religioso.

Aunque sería embriagador comentarlas, mejor es leerlas, releerlas, entenderlas, gustarlas.
El Amor se despidió de Psiquis diciéndole así: "Si callas, tendrás un niño que será hijo de los dioses; pero si hablas será simplemente un hombre". Aquellos que saben callar, se convierten en hijos de los dioses, pues sólo con el silencio nace en nosotros la conciencia del origen divino; aquel que habla se convierte en un hombre. ¿Cuántos saben callar? ¿Cuántos comprenden, tan sólo, el significado de guardar silencio?

(...)

Cuando uno incuba una idea es preciso ocultarla de toda mirada profana, de toda ingerencia extraña. El pájaro no sigue incubando si alguien toca su nido.

(...)

Después de mi muerte no se encontrará entre mis papeles (éste es mi consuelo), una sola explicación de lo que en realidad ha colmado mi vida. No se hallará entre los repliegues de mi alma el texto que todo lo explica y que a menudo convierte en acontecimientos de enorme importancia las que son para el mundo simples bagatelas y que yo mismo considero fútiles si les quito la nota secreta que es su clave.