viernes, 7 de julio de 2006

Fenomenología al voleo (II)

Misma palabra, distinto asunto.

Di una vueltecita -inusual, vea...- por el mundo bitacoreante que me deja algunas reflexiones.

No diré cuáles exactamente. No ahora.

Pero he notado una tendencia. No en todos, ciertamente. Sí en muchos.

Más allá de las doctrinas o temas, tal vez.

Y es algo así como el protagorístico: El hombre es la medida de todas las cosas.

¿Qué hombre?

Yo, of course...
Miradme a mí, aprended de mí:
los que sois mansos y humildes de corazón,
los que sois ortodoxos o heterodoxos de corazón,
los que sois abiertos o cerrados de corazón,
los que sois modernos o tradicionalistas de corazón,
los que sois como yo, digamos, o los que deberíais serlo,
y así siguiendo...

¿Será algo propio de este soliloquio legal de la bitácora?

¿Será? ¿Firmeza y convicción, tal vez? ¿Incluso firmeza irreductible en la duda?

¿Tal vez la falta de la faz de un interlocutor frente a mí? ¿Demasiado Yo frente a mí?

¿Un exorcismo desnarcisistizante vendría bien?

¿Siquiera una jaculatoria desprotagorizante?

¿Será algo propio de la soledad de si mismo -con sus fantasmas, miedos, temores, caprichos, imaginaciones- frente a una mera pantalla engañosamente de plastilina, mentirosamente multiforme, fallutamente dialogante?

¿Será?

¿Tal vez?

Digo...

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PostScriptum: No aclare que obscurece.... Ocurre que advierto ahora que es necesario decir que donde dice Yo, of course..., no me refiero a mí, a mi yo mismo de mí (no primero ni exclusivamente), sino a lo que haya habido en las bitácoras que visité del yo de bitacoreros/as, ese yo por el que creo que anduve dándome el paseillo de esta tarde.
Nada me dice que mi propia bitácora no sea un ejemplo de lo que estoy diciendo. Pero aun siendo un ejemplo, créanme que no es el único, ni mucho menos. Ni mucho menos.