jueves, 20 de abril de 2006

Esta tierra es mía (Parte II)

Para los que quieran un panorama del Día de la Tierra -y sus internas sangrientas- pueden pasar por esta introducción , antes de recorrer el tironeo de 'yo fui el primero'; 'nada que ver: el primero fui yo'.

Por cierto que cualquiera de ambos tiene su capítulo religioso, más claro en el primero y más o menos explícito, en el caso de los segundos, seguidores de la tal Kathleen Rogers.

Hasta los obispos católicos norteamericanos participan allí en un grupo asociado a esta segunda celebración, que es la más extendida hoy día y digamos así, la más progresista y radical. Verán, si prestan atención, que los seguidores de Hayes y Rogers, 'venden' 'su' día con esta bonita expresión:
Earth Day, April 22, is the largest secular holiday in the world, celebrated by more than a half billion people every year.
El documento de los obispos, quieras que no, me parece bueno. Y no tendría por qué no serlo, después de todo. No es que tenga que ser una cuestión de Doctrina Social de la Iglesia, sino bastante anterior a ese corpus. Del Génesis diría, si hay que empezar a contar las 'preocupaciones' del hombre -y de Dios- por la Tierra.

Claro que no hay que ser muy astuto para darse cuenta de que el Día, tal y como lo estamos viendo en este preciso momento, es parte de una ideología. Industrialismo vs. verdes, demócratas vs. republicanos, progresistas vs. conservadores, etc., etc...

Es uno más de esos asuntos donde se pelean y discuten todos los demás asuntos. Todo en medio de medias verdades y oblicuas preocupaciones.

Ahora bien.

Es verdad, por otra parte, que hay una práctica intencional inveterada en el cristianismo, como es la de recoger los guantes que arrojan el mundo y las culturas y ver de bautizarlos.

Y aunque no se tratara de desafíos, el cristianismo ha prestado históricamente atención a los tiempos y a las fiestas y a las conmemoraciones. Superponer fiestas cristianas donde hay festividades paganas, e incluso anticristianas, tratando de tomar lo que en ellas hay de símbolo y redireccionarlo hacia su significado primero y principal o hacia un significado verdadero. El cristianismo tiene fiestas y conmemoraciones propias, sin duda, pero con muchas otras realidades históricas ha hecho aquello de transformarlas, reformarlas.

Bien. Hasta acá un poco de información antes de seguir. Veremos.