martes, 13 de septiembre de 2005

Boceto (II)

Sin ponernos de acuerdo, se ve que Juan Martín ha estado pensando en cosas parecidas a los 'bocetos'. Y se le volvió poema.

Tal vez como ha vivido en París unos años, le salió en francés y me lo manda. Me parece bueno. Me dice además que revise posibles errores ortográficos. No voy a revisar nada. Mejor así.

Es raro, pero eso pasa a veces. Hay cosas que parecería que no pueden decirse de otro modo que en una lengua determinada, sea la nuestra o no, si es que acaso no son todas nuestras en la poesía, por ejemplo.

(Borges tal vez diría -no solamente él, por suerte...- que seguramente esto nos pasa porque hemos sido una piedra del Loire o una madama de las que tomaron la Bastilla en 1789. Pero dice tantas cosas de ésas Borges...)
Les Échos du Ciel

Ils chantent les anges le jour et la nuit,
psalmodiant des louanges au pied du grand trône.

Au siège du Seigneur s´inclinent, humblement,
et révérencieux, en se prosternant,
en chorale l´adorent.

Ils versent doucement les plus merveilleux
des chants flamboyants, des gammes si harmonieuses
que jamais les hommes peuvent imaginer.

L´univers entier recueille dans son sein
chacune de ces notes, des tons à milliers,
chanson éternelle, arpèges que personne
pourrait égaler.

C´est l´air qui résonne changeant toute saison
-l´automne et l´été et même l´hiver-
en parfait printemps.

Voix qui donne au monde la nouvelle splendeur
qui s´ajoute aux formes nées du Créateur.

Accords fantastiques qui se font présents
-de façon unique, spirituelle, céleste-
grâce à la musique pas encore conçue
par nous que vivons rêvant dans la terre

et sentons à peine des échos profondes
de ces mélodies qui évoquent des louanges
et la révérence perpétuelle des anges
saluant son Roi.

Pero de repente, leyendo estos buenos versos del italo-francés, se me vino al recuerdo un soneto, que ya cumplió 20 años, publicado en una revista de cultura y otras cosas serias (no sé cómo me lo aceptaron...)

Y ahora me acuerdo de que, como se ve, está compuesto 'al revés': los tercetos primero (encima, con un 'pie quebrado' del endecasílabo), los cuartetos al final.

Una extravagante herejía.
En el aire

Una orquesta de acólitos violines
y otra de celebrantes serafines
afinan a una nota.

Usan de diapasón alguna gota
que se olviden llover sobre una ignota
ciudad de los confines.

Mientras toda la música silente
gira en un aire azul de transparencia,
se discute en el suelo sobre esencia
poética, el amor y lo existente.

Y en palabras que abrevian, simplican
serafines y arcángeles tratados
que traducen violines comandados
por los hombres, que todo lo complican.

Notable cómo se cruzan los temas y las ideas, y las formas de decir. Y notable también por cuántas vías le viene el fuerte sabor platónico que destilan estas cosas, ambas.

Y lo bien que hacen en destilarlo.

Vaya a saber. Todo está en Platón, recordaría Pieper que -creo- decía Lewis.