miércoles, 27 de abril de 2005

Y eso que faltan decenas de esos nombres sonoros que, en mi niñez, eran lo máximo en materia de aventuras y lugares lejanos y hombres valientes
-Sandokán y Yañez, en los primeros puestos-, a los que les pasaban unas cosas estupendas cada vez que decían 'bauprés' o 'trinquete', incluso las archisabidas 'estribor' y 'babor' o 'viento a 7 nudos' y 'un mar de 40 brazas'.

Pero, siquiera como remembranza de aquellos mundos felices, no está mal esta descripción del Espora, barco argentino, allá por 1863:
"...cubierta corrida de gran brusca y arrufo; proa elevada, pero poco alterosa; alojamiento para la tripulación y para el capitán, debajo de la cubierta, a los que daban, respectivamente, acceso, dos escotillas de brazolas, no más altas que los tablones de aparadura que constituían la amurada, con grandes escotaduras a modo de bocas de tormenta para desahogar los golpes de mar, en caso de mal tiempo. Dichas escotillas, situadas, una, a un tercio aproximado de la eslora, y la otra, a parecida distancia del espejo de popa; el ancla adosada al exterior, descansando sobre el cintón y fuertemente trincada; las mesas de guarnición, centrales y al pie de cada palo; el timón a mano, de gran dimensión, algo adelante de la bajada de popa e inmediato al compás, es lo que nosotros le suponemos visible al Espora, con más: algún cañoncito de hierro montado a proa y uno a cada banda de popa, no muy separados de los pescantes de los botes por sendas bandas. Estos últimos, trincados, aunque con sus tiras pasadas, para echarlos al agua prestamente. Completando esta visión panorámica, tal cual tina amarrada a la amurada debajo de la tabla de jarcia, destinada a recoger el agua de lluvia para el lavado de los 7 u 8 tripulantes, cubiertas con capas embreadas, al igual que los botes y escotillas; la bomba, amarrada a un palo..."