miércoles, 9 de marzo de 2005

Vine a dar con el colombiano Eduardo Carranza, en una vieja Revista Nacional de Cultura.

"...Nacido en 1913, en los llanos de Apiay...", dígase lo que se quiera, es un muy buen comienzo para una biografía. Sonoro comienzo, al menos.

En uno de sus libros de poemas ("Azul de ti. Sonetos sentimentales, 1937-1944") hay uno que, tratando de mantenerse ecuánime, es recomendabilísimo.
Soneto con una salvedad

Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.

Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo de la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.

Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.

Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la Creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.