martes, 9 de noviembre de 2004

O esto es déjà vu o hay que insistir. No, mejor no engañarse porque está claro que La Nación no lee estas páginas.

En su nota editorial del último domingo, el diario de los Mitre dice con preocupación:
"El mundo está empezando a preguntarse, con creciente preocupación, qué medidas habría que tomar para frenar la avalancha de banalidades, bajezas, manifestaciones de irrealidad y demoledoras expresiones de mal gusto que la televisión suele arrojar desaprensivamente, día tras día, sobre sociedades indefensas y frágiles."
Y ya en el final de la nota, con esperanza y determinación:
"Se abre, pues, una nueva esperanza. Esperemos que no se vea defraudada. No podemos seguir perdiendo tiempo: es necesario que la televisión deje de ser un instrumento que contradice o destruye lo que con tanto esfuerzo procura edificar todos los días el sistema educativo formal o aquello que se inculca en el ámbito familiar. Si la educación es una prioridad, también debe ser prioritario el esfuerzo de la sociedad para impedir que las pantallas de TV sean una ventana abierta a todas las deformaciones morales y a todos los vicios que la escuela intenta corregir o erradicar.

"La batalla contra la telebasura -para emplear la expresión consagrada en España- no debe quedar circunscripta a un sector. Deben librarla, en primerísimo término, los padres de familia, asumiendo las responsabilidades que les son propias. Deben librarla también los responsables de los programas que se emiten y de la conducción de los canales. Y, desde luego, los organismos del Estado con responsabilidad sobre el sector.
"Podría decirse que es, en definitiva, una lucha de todos, ya que está en juego el alimento cultural cotidiano de nuestros niños y adolescentes. Es decir, de quienes definirán el espíritu y el perfil moral de la Argentina de mañana."

Ah..., pero qué bobo soy. Está hablando nada más que de la televisión...