viernes, 29 de octubre de 2004

Soneto de la muerte fiel

Todo era igual pero le parecía
que en ese azul del cielo que miraba
otro azul más azul se dibujaba
y en el dibujo se reconocía.

También el aire, limpio, le traía
fragancias de las cosas que añoraba.
El aire, sí, el aire le llegaba
como viniendo de la serranía.

Entonces advirtió la cercanía
de esa dulce ciudad que tanto amaba,
miró sus torres, supo que volvía.

Y al apurar la senda que llevaba,
sintió que hasta la piel se le endulzaba
y se fue, sin saber que se moría.


Jorge Vocos Lescano

Me quedaba este soneto prometido. Si no me acuerdo mal, Adelmo Montenegro -a quien está dedicado- era un cordobés, director del desaparecido diario Los Principios, uno de los dos que durante mucho tiempo salieron en Córdoba (éste era de inspitación católica, como se decía en aquellos tiempos.) Desapareció hace unos 30 años.